En Vídeo
En imágenes
Noticias relacionadas
Enlaces
¡Alba, Alba! En la nochegélida del Manzanares, los primeros tambores de guerra fueron manchegos. Y los últimos. Apiñados en un esquinazo del fondo norte, con las pilas más cargadas de fe que la casi ausente hinchada rojiblanca, los aficionados del Albacete tenían motivos sobrados para soñar: este Atlético se ha ganado fama de chollo, y el Calderón, de tierra de oportunidades, incluso para un equipo de Segunda B.
Con Manzano en el corredor de la muerte desde hace semanas, un nuevo técnico en la recámara y los pésimos resultados precedentes del rival, el billete de autobús y la entrada parecían una buena inversión para los albaceteños. Además, su equipo encontró petróleo a los veinte segundos. Pérdida de balón nada más sacar del centro del campo, estupefacción en la zaga local y zapatazo de Víctor Curto, que envió el balón pegado al poste derecho. 0-1, 1-3 en la suma de la eliminatoria, y todo un mundo por delante para el sufrimiento atlético.
La grada se quedó igual de helada que la noche, salvo el fondo norte teñido de blanco, que siguió con su mantra: «¡Alba, Alba!». El Atlético empezó a gestionar la remontada a empujones, sin apenas combinar, y las pocas ocasiones de la primera mitad acabaron en fiasco. Muy claras fueron las aproximaciones de Falcao y Adrián a la meta de Campos. El primero, muy lento, se entretuvo más de la cuenta, y el asturiano estrelló la pelota en el lateral de la red. El Albacete, muy ordenado atrás, no renunció al contraataque, y Víctor Curto sembró el pánico en el minuto 45 con un fuerte disparo que despejó Asenjo con apuros. Los rojiblancos se fueron a los vestuarios acompañados de una sonora pitada.
«Ole, ole, ole, Cholo Simeone»
Arrancó la segunda mitad con la tropa manchega animándose en corro en el centro del campo mientras los aficionados rojiblancos recuperaban un clásico: «Ole, ole, ole, Cholo Simeone». Un cántico de otro tiempo: el argentino ganó aquí como jugador, hace quince años, la última Liga que levantó el Atlético, en la jornada de cierre y, precisamente, frente al Albacete. En mitad de la depresión de su equipo del alma, su figura parece agigantarse por momentos a pesar de no haber aterrizado aún en el banquillo.







