La cultura frutera y el futuro de nuestra agricultura
«Siendo los precios mejores sin duda en esta campaña, no reflejan la situación de oferta y demanda real existente»
Tras la campaña de cítricos pasada, en la cual se dieron todos los factores necesarios para que haya pasado a la historia como la peor que se recuerda, la actual se ha retrasado en su arranque debido a condiciones climáticas que no están propiciando la maduración normal en su fecha, debido principalmente a la falta del frío nocturno necesario.
Esto, lejos de convertirse en un problema, está consiguiendo que este comienzo se esté dando de una forma razonable a todos los niveles. La percepción clara de un descenso de producción en general, debería hacer presagiar un aumento radical en precios respecto al ejercicio anterior.
Pero esto no es así a día de hoy, al estar muy parado el mercado, sobre todo de la naranja y materializándose sin embargo esta percepción sólo en el de las clementinas donde es más notorio el descenso productivo.
Poca actividad
Quizá el hecho de que la industria no esté prácticamente operando (al tener todavía almacenados excedentes) junto con el recuerdo por parte de todos los actores implicados de los resultados de la campaña pasada, estén propiciando que siendo los precios mejores sin duda, no reflejen la situación de oferta y demanda real existente.
Partiendo de la base de que no creo que sea bueno que el sector sufra altas fluctuaciones de precios y que por tanto se convierta en un mercado marcadamente especulativo, sí que me gustaría que estas situaciones se vieran reflejadas de alguna forma en la venta final y por tanto sean percibidas por el consumidor.
El agricultor tiene un negocio al aire libre, con todo lo que eso significa en cuanto a incertidumbre y fluctuaciones, pero sin embargo la mayoría de la gran distribución se empeña en tratarnos como si no fueran perecederos nuestros productos. La variación del precio final sólo sería una forma de trasladar estas oscilaciones, pero más importante a medio y largo plazo sería que se fomentara el consumo (por ejemplo en campañas como la pasada con precios que no cubrieron los costes productivos de los agricultores).
Precios
Esto es lo que más me chirría de la cadena de distribución, la cual fija año tras año las mismas fechas de inicio y mismos precios de referencia que tanto presionan y cuestan mucho variar posteriormente. Todo esto contribuye a erosionar nuestra cultura frutera, la de nuestras abuelas y madres, ya que hoy nos hemos acostumbrado a tener prácticamente todas las frutas y durante todo el año, siendo la última cualidad que se valora el sabor.
Es inconcebible que un supermercado que el año pasado pagó la fruta tres o cuatro veces más barata que este año, venda la misma cantidad final y al mismo precio en ambos ejercicios. Y lo más inconcebible todavía es que prefiera que esto siga así, ya que compensa sus números con los márgenes a costa del agricultor, pero no moviendo más kilos, como sería lo lógico.
Un efecto más de la globalización, que a corto plazo beneficia al consumidor final, pero que a costa de los productores y junto a otros factores económicos, pone en peligro la base de nuestra economía, eminentemente agraria, haciendo desaparecer cíclicamente cultivos de nuestra región, tales como el espárrago, la fruta de hueso actualmente…
¿Cuál será el siguiente?