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Ganadero con sus ovejas / Agrónoma
Propuesta de la Fundación Savia

La trashumancia como un ecoesquema en la PAC

La Fundación Savia ha remitido una carta al Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, solicitando que se reconozca la trashumancia como un ecoesquema a nivel nacional

6 julio 2020, 13:51

En estos momentos, cuando se está redactando el Plan Estratégico Nacional que permitirá, por vez primera desde la adhesión de España a las comunidades europeas, formular de manera integral una reflexión propia y completa del conjunto de nuestro sistema agroalimentario y articular, en consecuencia, las medidas que permitan aplicar una PAC bien adaptada a las condiciones y necesidades de la agricultura y ganadería españolas, es la ocasión propicia para recordar una práctica ganadera ancestral genuina: La trashumancia.

La trashumancia (también la «transterminancia», pues no tiene mucho sentido en la actualidad esta diferenciación),  es un sistema de aprovechamiento rotacional de los recursos pastables, con el desplazamiento del ganado entre áreas de producción vegetal complementarias, que permite el consumo en el momento óptimo en cada una de las zonas y un largo periodo de recuperación del pastizal pues el manejo del ganado se acompasa con las distintas épocas del año y permite el necesario descanso y recuperación del terreno.

Es un sistema en declive en la actualidad, aunque hay comarcas en las que se mantiene viva y es especialmente significativa, como es el caso en Andalucía de las sierras de Jaén, Sierra de Segura y Sierra Morena. También se mantiene y son habituales los traslados entre diversas comunidades autónomas, pero merece -a nuestro juicio- un apoyo firme desde esta nueva PAC, no sólo para mantener la trashumancia, también para recuperarla.

Ventajas

Además de otras ventajas, como el mantenimiento de los corredores verdes (conexión ecológica) que suponen la amplia red de vías pecuarias, especialmente durante el tránsito del ganado, pero que están abiertos de manera permanente; el mantenimiento de las razas ganaderas autóctonas (algunas en peligro de extinción), que son los animales adaptados a esta práctica; y la conservación de los espacios en los que se practica, agroecosistemas de alto valor natural, se trata de una práctica agraria con beneficios ambientales demostrados.

No obstante, son muchos los problemas que amenazan la supervivencia de la trashumancia y de diversa índole. Comparte todos los comunes a la ganadería extensiva, a los que se añaden los propios de esta práctica, entre los que cabría destacar los administrativos y burocráticos (cada rebaño figura administrativamente con dos explotaciones, con lo que se duplica la documentación y se complican los trámites, situación que se agrava cuando ambas explotaciones se ubican en comunidades autónomas distintas); y los que suponen el abandono, cuando no la ocupación (por construcciones o infraestructuras) de las vías pecuarias y sus instalaciones anejas (descansaderos, abrevaderos, etc.).

Por ello, pensamos en la trashumancia como sistema ganadero a proteger y fomentar mediante ayudas específicas, bien sea en el segundo pilar o en los eco-esquemas del primero, encajando a la perfección en los objetivos generales de la nueva PAC.

Como también supondría el cumplimiento de bastantes de los objetivos específicos, como la acción contra el cambio climático, la protección del medio ambiente, la conservación del paisaje y la biodiversidad, el apoyo al relevo generacional, el mantenimiento de las zonas rurales vivas, y la protección de la calidad de los alimentos.

Un etiquetado singular

Todas estas características son sobradamente suficientes para que los productos objetivos de la ganadería trashumante tengan una distinción y etiquetado singular y diferenciado que ponga la ponga adecuadamente en valor para el consumidor.

Y muy especialmente el definido como objetivo transversal, pues, aunque pueda parecer una contradicción, la trashumancia, práctica ancestral, acumula un conocimiento extremadamente valioso del manejo del ganado y del medio en el que se desenvuelve. En definitiva, de gestión sostenible del territorio y su aprovechamiento, que está en riesgo de perderse.

Por eso es vital que la trashumancia se vea recogida y fortalecida en la nueva PAC y proponemos que se reconozca como un ecoesquema a nivel nacional (y se contemple dentro del Plan Estratégico que se está diseñando en la actualidad). También sería recomendable y deseable, que a través del Programa de Desarrollo Rural Nacional se reforzara aún más apoyando de una forma explícita a las razas ganaderas en peligro de extinción que lleven a cabo esta práctica, única en el mundo porque se realiza a través de la extensa red de vías pecuarias (más de 120.000 kilómetros) de suelo de dominio público que no existe en ningún otro país del mundo para este fin.

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