
Alertan de un ataque de prays que podría afectar hasta el 50% de la flor del olivo
El problema es que este año, debido a la climatología, no ha habido un momento óptimo para aplicar tratamientos contra el prays, señala COAG Jaén
Los técnicos de COAG Jaén han detectado «una cantidad nunca vista antes de prays, una plaga del olivar que podría haber afectado a entre el 20%, y el 50% de la flor del olivo y ocasionar pérdidas en la próxima cosecha».
El «Prays oleae» es un insecto que afecta al olivo «prácticamente durante todo su ciclo vegetativo y causa numerosas pérdidas si no se le realiza un control adecuado», explican desde la organización agraria.
Climatología
Según aseguran, «el problema es que este año, debido a la climatología, no ha habido un momento óptimo para aplicar tratamientos contra el prays, porque cuando estaba la floración entre un 20 y un 40% hubo lluvias y después se produjo una explosión floral del árbol».
Así, «en los lugares donde se aplicó el tratamiento la pérdida de flor podría estimarse entre el 20 y el 30%, y en los lugares donde no se aplicó de un 50%», afirma COAG Jaén.
Además, incide en que en las inspecciones en el campo se ha detectado «una gran cantidad de prays adultos, como nunca se había visto». Por lo que ha destacado que «si no se les realiza un tratamiento pueden ocasionar una pérdida de cosecha provocando la caída de aceituna en el mes de septiembre».
Acción y efectos
En concreto, como señalan desde COAG Jaén, la acción de este insecto se divide en tres generaciones. La primera, que daña a las hojas y yemas, desde octubre hasta abril. La segunda generación vive en las flores, entre mayo y junio, devorando las partes sexuales de la flor.
Además, es precisamente en esta segunda generación cuando hay entre un 20 y un 40% de flores abiertas es el momento «óptimo» para realizar un tratamiento contra la misma.
La tercera generación es la que ataca directamente al fruto recién cuajado. Los huevos son puestos en el cáliz del fruto, y la larva cuando aviva se introduce inmediatamente en el fruto, lo que provoca una caída de la aceituna, una primera en junio, que puede ser incluso beneficiosa para el árbol cuando hay mucha aceituna, y otras en septiembre, «la más perjudicial y que afecta a la cosecha».
Según COAG Jaén, «las temperaturas no favorecen su eliminación de forma natural, ya que las temperaturas son altas pero sin llegar a superar en los próximos días los 35 grados, lo que haría que los huevos se secasen». Por ello, aconseja consultar con los técnicos para que asesoren sobre el tratamiento «más adecuado» a aplicar.