Producción de aceite / Agrónoma
Producción de aceite / Agrónoma
Sector oleícola

¿Transformación o crisis? El aceite de oliva andaluz se enfrenta a un futuro incierto

La expectativa de que la campaña que viene sea igualmente buena en producción ya está lastrando las cotizaciones

30/06/2025 a las 06:30

El aceite de oliva vuelve a hundirse en terrenos movedizos. O, mejor dicho, no ha dejado de hacerlo nunca, pues existen pocos mercados tan complejos como los del ‘oro líquido’.

Si la sequía y, por consecuencia, la baja producción, llegaron a colocar el aceite de oliva virgen extra por encima de los 9 euros/kilogramo en origen hace menos de dos años, ahora la tendencia es completamente contraria: el aceite de oliva de mayor calidad se sitúa, según los últimos datos del Observatorio de Precios de la Junta, en torno a los 3,83 €/kg.

Y es que las lluvias han permitido que la campaña 2024/2025, con 1,4 millones de toneladas de aceite de oliva, vuelve a dejar un balance positivo respecto a las cifras de producción tras dos campañas bajísimas, pero no tan bueno para los olivareros: si en la campaña pasada se quejaban de no tener aceite disponible para vender, pese a sus altos precios, ahora lamentan la caída de las cotizaciones.

Entonces, ¿cuál es la solución? No es tan sencillo, pues como se evidenció en la 30ª Jornada de Olivar de Asaja Sevilla celebrada en Estepa. El director gerente de Oleoestepa, Álvaro Olavarría, en un análisis del mercado oleícola, expuso que, «conforme avanzan los meses, se va comprobando que el ritmo de comercialización es muy bueno», pues se ha recuperado el consumo interno y las exportaciones «van como un tiro». Esto hará que, a 30 de septiembre, cuando termine la actual campaña de comercialización, el stock de enlace «no será alto».

Un mercado de expectativas

Entonces, ¿por qué se está hablando ya de una posible retirada obligatoria del aceite de oliva por parte del Ministerio de Agricultura de cara a la campaña 2025/26? Aunque el sector reconoce que es buena noticia tener la norma preparada en caso de que se necesite regular la oferta y la demanda, lo cierto es, como detalla Olavarría, que el mercado del aceite es «un mercado de expectativas», lo que está provocando que los precios se resientan ya ante la posibilidad de que la próxima campaña sea también alta en producción.

Botella de aceite de oliva / Agrónoma

Crece la demanda

Sin embargo, no todo está tan claro aún, ya que quedan varios meses en los que entran en juego los efectos meteorológicos. De hecho, desde COAG ya han avisado de que la próxima será «menor de lo que se preveía» probablemente no sea necesaria la aplicación de la norma de comercialización.

Además, en el mercado del aceite, el crecimiento de la oferta no tiene por qué suponer un desplome de los precios, pues se está viendo acompañado, en muy poco tiempo, por un crecimiento de la demanda, como destacaban en la jornada organizada por Asaja.

«Hay países, como EEUU, en los que el crecimiento del consumo está siendo exponencial, por lo que el crecimiento de las producciones no debería ser un problema. De hecho, a nivel mundial, en la presente campaña vamos a llegar por primera vez a los 3,5 millones de toneladas, y el potencial mundial se sitúa ya en 4,5 millones de toneladas», recordaba Olavarría.

Precisamente el país norteamericano está en boca de todos en los últimos días por las amenazas de Trump de tomar represalias contra los productos españoles, algo en lo que el aceite de oliva se vería especialmente perjudicado dado su crecimiento en dicho mercado. En concreto, según el último informe elaborado por el consultor oleícola Juan Vilar, Estados Unidos fue en 2023 el segundo país mayor consumidor de aceites de oliva del mundo con una media de 390 mil toneladas por año, mientras que produce tan sólo unas 15 mil toneladas, el 99% en California. Es decir, EEUU produce tan solo el 3,84% del total del aceite que consume, siendo España, Italia, Túnez, Turquía y Argentina sus principales proveedores.

Botella de aceite de oliva / Agrónoma

Banalización del producto

Por otro lado, el director gerente de Oleoestepa lamentó la banalización con la que se sigue tratando al aceite e indicó que el gran peligro es que el mercado siga moviéndose fundamentalmente por el precio y no se hable de calidad, ni se valoren las aportaciones a la salud del producto.

Favorece también esta tendencia la elevada atomización del sector, puesto que el 60% de todo el aceite está en manos de muchos oferentes que no están integrados en grupos profesionalizados, lo que no les permite defender su producto con garantías. Por fortuna el 40% restante está en manos de almazaras que son cooperativas de segundo grado y cuentan con una estructura más profesionalizada.

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