
La caída del consumo y la falta de mano de obra estrangulan al sector citrícola
Se cierra la campaña citrícola con una producción de 2,3 millones de toneladas, pero con la vista puesta en la siguiente
El sector citrícola se enfrenta a tres grandes problemas que condicionan su viabilidad sobre todo en Sevilla, principal provincia productora de la región. A pesar de que la campaña, que está acabándose, puede considerarse buena, con precios más altos de la media, la jornada «Retos y perspectivas del sector citrícola en Andalucía», organizada por Asaja Sevilla evidenció algunas preocupaciones del sector que es necesario abordar.
En el encuentro, además, se ofrecieron en primicia los datos de cierre de la campaña citrícola andaluza 2024-2025, cuya producción finalmente ha sido un 4% superior a lo aforado por la Junta y se ha situado en 2,3 millones de toneladas.
Uno de los retos más importantes es la falta de mano de obra, tal y como insistió Ricardo Serra, citricultor y presidente de Asaja Andalucía. «A grandes rasgos, una hectárea de naranjos son dos camiones, unos cuarenta trabajadores imprescindibles, detalla, al tiempo que insistió en que «la planificación laboral española no se adapta, de ninguna manera, al sector agrario». «Resulta muy chocante que haya paro en los pueblos y no se encuentre gente para sacar la fruta. Somos conscientes de la necesidad de proteger a la gente con dificultades, pero el sistema que tenemos induce al fraude», afirmaba.
Venta a resultas
Además, advertía a los agricultores particulares, que «no cedan con la venta a resultas». «Lo que sale de tu finca tiene que hacerlo con precio y condiciones puestas, es la única manera de poder defender un buen precio para la fruta».
Por su parte, Francisco J Bernal, presidente de la sectorial citrícola de Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, afirmó que una de las labores principales de las cooperativas es «poner al alcance de los agricultores todos los servicios, abaratar costos y concentrar la comercialización», de tal forma que se consiga más eficiencia.

«El cítrico requiere algo menos de mano de obra que otros cultivos, pero aun así estamos todavía muy lejos de las mejoras que podamos implementar para no ser tan dependientes», opinaba José Rodríguez, vicepresidente de Asociafruit. «España es el único país citricultor donde el agricultor va por un lado y la comercialización, por otro», resaltaba a su vez.
Países terceros
De otro lado, la competencia de la fruta de países terceros es otro de los grandes retos. «Sudáfrica, por ejemplo, no está obligado al tratamiento en frío para las exportaciones, a nosotros sí se nos exige», detallaba Francisco J. Bernal. Desde Asociafruit también se criticaba que las normas impuestas por la UE «no se aplican a la fruta que entra desde fuera». «La Unión Europea está mirando para otro lado, son muy estrictos con los comercializadores y productores europeos, pero no con los de fuera», aseguraba Rodríguez.
El consumo
No obstante, más allá de la competencia desleal y los problemas laborales, hay un problema de fondo que el sector citrícola andaluz debe obligarse a afrontar: la bajada del consumo.
Según el informe presentado por Juan Bascón, jefe del Servicio de Estudios y Estadísticas de la Consejería de Agricultura , titulado ‘Análisis de la situación actual de la citricultura en Andalucía’, el consumo ha caído a la mitad en diez años.
En concreto, en 2014 se consumían 20 kilogramos de naranja per cápita, y en 2024 la cifra ha sido de 10 kilos, una bajada que no tiene visos de atenuarse. La mandarina, por su parte, sí creció levemente en 2024, con 5,8 kilos anuales de media por habitante.
«Los clientes son cada vez más exigentes con la calidad y los precios, por lo que nos hemos tenido que ir adaptando», reconocía Rubén López, responsable de Cadena Agroalimentaria de Mercadona, que ofreció el punto de vista de la distribución en la mesa redonda del encuentro, moderada por la presidenta de Asaja Sevilla, María Morales.