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Almendro / Asaja Almería
Sanidad vegetal

La plaga que ha traído la sequía y amenaza los almendros andaluces

La RAIF alerta sobre la expansión del 'gusano cabezudo'. que puede aparecer tanto en plantaciones viejas como jóvenes

07/06/2023 Actualizado a las 12:33

Es innegable que el cambio climático está afectando a los sistemas agrícolas, y que el incremento de las sequías no solo afecta al proceso productivo, sino también a la aparición proliferación de plagas y enfermedades, tal y como recuerdan desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF).

De hecho, alertan de hay que tener en cuenta que la expansión de gusano cabezudo, o ‘Capnodis tenebrionis’, que está causando estragos en muchas plantaciones de almendro y frutales de hueso.

Los factores

La subida de las temperaturas, ciertas técnicas de cultivo y utilización de material vegetal y el sistema de riego por goteo están entre los principales factores que explican su expansión.

Y es que, según avisan desde la RAIF, aunque está considerada «una plaga secundaria, puede tener una notable incidencia, pasando a ser tratada como una plaga principal».

Los ataques del gusano cabezudo son más acusados en plantaciones viejas, aunque también se pueden iniciar en las jóvenes, especialmente en secano, así como en riego deficitario y parcelas abandonadas.

Daños provocados por el gusano cabezudo / RAIF

Los síntomas

Pero, ¿cuáles son los síntomas? Según detalla la RAIF, los síntomas más claros en árboles atacados suelen verse durante el verano, apreciándose un progresivo debilitamiento y siendo éstos a la vez receptivos a otras plagas como barrenillos. Por sus hábitos de vida, las plantaciones en secano y los suelos de textura arenosa son los más susceptibles de padecer esta plaga.

El daño más grave sin embargo lo realizan las larvas, ya que destruyen las raíces, ocasionando un debilitamiento general del árbol, disminución de la producción, defoliaciones y llegando a provocar la muerte del árbol.

Para luchar contra el gusano rosado, la RAIF recomienda, además de mejorar las características del riego, cosa que no es posible en todas las zonas, y menos en este momento, implantar lindes de setos y árboles para atraer a aves insectívoras, quemar los restos vegetales de árboles destruidos por la plaga y colocar láminas de plástico alrededor del tronco de los árboles con un radio de al menos 60 cm sujeta con tierra o piedras que dificulten las puestas de los adultos, entre otras medidas a las que se suman los métodos químicos y biológicos.

Algunos ensayos demuestran que también es efectiva la aplicación de insecticidas al suelo para evitar la penetración de larvas recién nacidas, aunque no se dispone de materias activas autorizadas para ello.

Escrito por

Redacción

Redacción de ABC de Sevilla

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