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Arroz / Millán Herce
Los daños se centran en la margen derecha

La salinidad del río merma la cosecha del arroz entre el 25-30%

UPA Sevilla no descarta movilizaciones para exigir la modernización del riego en el cultivo

1 noviembre 2019, 09:00

Con la siega de arroz prácticamente ya finalizada en las Marismas del Guadalquivir, surgen los primeros balances de cosecha, en los que se constata una importante pérdida productiva como consecuencia, además de por la prolongada sequía, por el alto grado de salinidad del Guadalquivir.

Los arroceros sevillanos, por tanto, vuelven a enfrentarse a una mala cosecha. Si el año pasado fueron los ataques de pyricularia y pudenta (especialmente en el grano redondo) los que mermaron el rendimiento del cultivo, este año es la alta concentración de sal en el agua que riega al arroz (especialmente en la margen derecha, la zona más afectada).

La Federación de Arroceros de Sevilla, a falta todavía de conocer la declaración de cosecha de sus agricultores, estima una pérdida «de alrededor del 25% de la producción», señala el director gerente de la entidad, Eduardo Vera, que constata que «los daños se han centrado en las 25.000 hectáreas cultivables de la margen derecha, que son las que dependen al cien por cien del agua del Guadalquivir, donde al menos se estima que pueden faltar hasta hasta 40.000 toneladas de arroz».

UPA Sevilla

Algo mayor es la estimación de daños que hace la organización agraria UPA Sevilla, que calcula que la producción ha sufrido «una merma en torno al 30%, con 6.500 kilos por hectárea de arroz de media, lo que significa unos 3.000 kilos menos de arroz de los que se generan por hectárea en una campaña normal». Unos daños que suponen a nivel económico, según UPA Sevilla, «pérdidas para el sector arrocero valoradas en 35 millones de euros en la provincia de Sevilla».

La cercanía del río con su desembocadura hace que exista un tapón salino que añade mayor concentración de sal en las aguas, desde la provincia de Sevilla hasta su salida al océano Atlántico. Desde UPA Sevilla culpan de este incremento de la salinidad a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que «no ha gestionado bien los desembalses para favorecer la bajada del tapón salino».

A esto se unen los dragados de mantenimiento efectuados por la Autoridad Portuaria de Sevilla, «que también provocan la subida de agua del mar y, por tanto, de dicho tapón», insiste la organización agraria, que subraya que «todo esto ha mantenido un nivel salino muy alto en las aguas de riego, que ha afectado considerablemente al normal desarrollo y rendimiento de los arrozales de Sevilla».

Por tanto, desde la provincial de UPA instan a un mayor compromiso, tanto por parte de la CHG como de la Autoridad Portuaria, «para que sus actuaciones no afecten de esta manera tan negativa al sector arrocero, que tanta importancia económica tiene para la comarca, y también medioambiental, sirviendo como alimento y refugio para la avifauna de Doñana». Además, para mitigar las pérdidas de la presente campaña, desde UPA van a solicitar a la Confederación la exención del pago del canon de riego.

El sector del arroz es consciente de que este cultivo necesita importantes mejoras e inversión. Una reivindicación histórica es la modernización de los sistemas de regadío para que sea un cultivo más sostenible, pues ahorraría entre 50 y 100 hectómetros cúbicos anuales, garantizaría el riego y evitaría la salinización de las aguas. Por todo ello, «UPA Sevilla no descarta próximas movilizaciones, para exigir que dicha modernización se lleve finalmente a cabo, tras varias décadas demandándola».

Quema de rastrojos

Otro de los asuntos que ha enturbiado el normal devenir de la campaña arrocera ha sido las protestas de vecinos de diferentes pueblos de la Marisma (principalmente de La Puebla del Río, aunque también de Isla Mayor, Coria del Río, Gelves y Los Palacios) que se han concentrado en contra de la quema de rastrojos del arroz.

Ante este revuelo, el gerente de la Federación de Arroceros se muestra «sorprendido» y asegura que es un problema «que va a menos». En este sentido, señala que, según han podido conocer, en La Puebla del Río, epicentro de las protestas, «tan sólo ha habido cinco denuncias a cinco agricultores, cuando hay más de un millar de explotaciones arroceras».

Al mismo tiempo, Vera recuerda que aunque quemar rastrojos es una práctica tradicional y fundamental para evitar enfermedades en el suelo, «el 98% del cultivo de arroz se realiza bajo la normativa de Producción Integrada, técnica más respetuosa con el medio ambiente»

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