
¿Cómo cultivar fresas? Guía sobre cómo plantarlas y evitar plagas
La fresa es el cultivo más característico de la provincia onubense: conoce las plagas que la ponen en peligro, sus principales variedades y cómo se lleva a cabo su plantación
La superficie de fresón (llamado coloquialmente fresa) plantada en Andalucía se concentra principalmente en la provincia de Huelva. Es uno de los cultivos, sino el que más, característicos de la provincia onubense, donde su producción ha construido un ecosistema laboral propio y da trabajo a numerosos municipios cercanos a la costa.
La Junta de Andalucía, con la colaboración de varios organismos especializados como el Ministerio de Agricultura, Freshuelva o la Red de Alerta e Información Fitosanitarias, recoge en varias publicaciones todas las claves de un cultivo que, a pesar de ser bastante complejo, suele tener buena respuesta en los mercados.
En una de estas publicaciones, «La fresa de Huelva», editada por la Consejería de Agricultura andaluza, se hace un recorrido por todos los aspectos del sector, desde sus orígenes pioneros a sus virtudes como alimento, así como las cuestiones técnicas que lo rodean. Uno de los autores, del que recogemos varias recomendaciones, es José Manuel Aranda López.
Taxonomía de la fresa
La fresa cultivada en Huelva pertenece al género «Fragaria», dentro de la familia Rosaceae, y que está formado por unas 20 especies. Dentro de estas, se encuentra la «Fragaria vesca L.» que es la especie más difundida en forma silvestre (fresa de los bosques).
Por otro lado, la «F. chiloensis Duch». es originaria de la costa de Chile y zona de los Andes (Chile y Argentina), y la y «Fragaria virginiana Duch.» es originaria de las praderas centrales de Norte América. Ambas especies fueron llevadas a Francia, a comienzos del siglo XVIII, dando lugar por hibridación entre individuos de ambas a la actual fresa cultivada «F. x ananassa Duch», el híbrido al que conocemos como fresa en lengua castellana.
Morfología de la fresa
Aunque la planta de fresa parece herbácea y acaulescente, no es tal, tal y como indican en la publicación editada por la Junta de Andalucía. De hecho, la fresa cultivada, aunque suele considerarse en el entorno científico y agrícola como especie hortícola de tipo herbáceo, es en realidad una especie leñosa y perenne con las mismas o similares pautas fisiológicas que los árboles y arbustos frutales de hoja caduca.

Variedades de la fresa
Las variedades de la fresa responden de manera distinta a la longitud del día (periodo con luz) y a las temperaturas, y cada respuesta ha dado lugar a distintas variedades comerciales que la publicación andaluza resume en tres tipos: variedades de día corto, reflorecientes y de día neutro.
Las variedades de día corto diferencian yemas de flor cuando los días llegan a ser cortos y las temperaturas son bajas a finales de verano o principio de otoño. Su floración se da a finales de verano/principios de otoño.
Por su parte, las variedades reflorecientes diferencian yemas de flor más libremente en días largos (durante todo el verano) que en días cortos.
De otro lado, las variedades de día neutro no se ven, prácticamente, afectadas por el tiempo de luz y de alta temperatura: fructificarán siempre que las temperaturas sean lo suficientemente altas, por lo que producen una cosecha continuada desde primavera hasta otoño, con varios picos de cosecha a lo largo del periodo de cultivo.
Según detallan desde la consejería andaluza, los términos día neutro y refloreciente se suelen usar como sinónimos. Mientras que las variedades reflorecientes son producto de una selección natural en zonas continentales y nórdicas, las variedades de día neutro con comportamiento fisiológico y productivo similar, son producto de la mejora genética tradicional que busca la ruptura de la dependencia del fotoperíodo para incrementar las épocas de mercado.
El sector fresero nunca se ha interesado seriamente por las posibilidades de las variedades de día neutro en las condiciones de cultivo de Huelva, destacan desde la Consejería. A efectos prácticos, en áreas de importancia del cultivo en zonas templadas, la clasificación principal es la dicotómica: variedades de día corto y de día neutro.
Comportamiento de la fresa
El fotoperíodo (longitud del día) impone su influencia sobre la formación de yemas florales, elongación de estolones, tamaño de la hoja y longitud del pecíolo. Por otro lado, la temperatura (termoperíodo) puede modificar e incluso anular los efectos de la longitud del día y debe ser considerada de igual importancia en la determinación de la adaptación de la fresa a ambientes concretos.
Una sencilla representación de pautas de comportamiento estacional de la fresa, referida a variedades de día corto, puede ser en esquema la siguiente: en otoño (fotoperíodo y temperatura decrecientes) ocurre la finalización del estolonado, la diferenciación floral y la iniciación de la latencia; en invierno (fotoperíodo y temperatura mínimos) ocurre la parada vegetativa; en primavera (fotoperíodo y temperatura crecientes) se reanuda la actividad vegetativa desencadenándose el proceso floración-fructificación y la iniciación del estolonado; en verano (fotoperíodo y temperatura máximos) disminuye el proceso de floraciónfructificación y aumenta el proceso de estolonado.
Este modelo presenta ligeras modificaciones en función de la dulzura de las temperaturas invernales que tienden a permitir una actividad vegetativa casi ininterrumpida.
Eso sí, hay que puntualizar que, si el invierno es más frío de lo normal en la zona, se conseguirá una acumulación de horas frío bien asegurada, una buena parada vegetativa, la inducción floral permanecerá parada y se garantizará un buen vigor vegetativo en primavera que traerá una recolección mediana y agrupada.
Si el verano es fresco, se favorecerá el enraizamiento y la refloración en otoño de ciertas variedades semi reflorecientes; mientras si es cálido (o sea más caluroso de lo normal), se producirá un bloqueo de la inducción floral y un crecimiento vegetativo ralentizado.
De otro lado, si el otoño es frío, se producirá una rápida entrada en latencia y una buena inducción floral pero limitada en el tiempo.

El cultivo de la fresa en Huelva
El cultivo de la fresa español, especifica la publicación andaluza, se caracteriza por estar soportado por dos grandes pilares profesional y geográficamente diferenciados. El cultivo propiamente dicho para la obtención de frutos para consumo en fresco en los mercados nacionales y europeos y la producción de plantas en los llamados viveros de altura. Esta diferenciación es una herencia de la tecnología californiana transferida en los años sesenta y una consecuencia de la particular fisiología de la especie «Fragaria x ananassa Duch»., que necesita una serie de condiciones agro-climáticas para desarrollarse de forma adecuada.
En cuanto al sector productor de fresas en Huelva, cuyo objetivo principal ha sido y es el suministro de producción para consumo en fresco en el mercado europeo de invierno-primavera (enero-junio), siempre ha utilizado de manera prácticamente exclusiva variedades de día corto.
En el cultivo moderno de fresa existen básicamente cuatro tipos de plantas que caracterizan otros tantos sistemas de cultivo y plantación: planta frigoconservada (planta frigo) o sistema de plantación estival; planta fresca en reposo vegetativo o sistema de plantación otoñal; planta fresca en actividad vegetativa o plantación estival con hojas; planta engrosada en vivero o sistema de plantación para recolección programada.
La forma mayoritaria de cultivo en España y en Huelva es el cultivo de plantas frescas de viveros de altura. Este tipo de plantas de las que se produce, en España, más de 550 millones de ejemplares al año, se dan en un ciclo anual que se extiende entre abril y octubre, siendo posteriormente arrancadas para su inmediata plantación en los campos de la costa de Huelva y ambientes similares.
Producción de planta de fresa certificada
Un resumen de las normas específicas para la producción de plantas de categoría certificada, que es la más utilizada en el sector productor de Huelva, es el siguiente: el material inicial está constituido por plantas de la variedad, debidamente seleccionadas, exentas de virus y otros organismos patógenos.
Los meristemos cortados de las plantas seleccionadas, desarrollados y enraizados o no, serán el material de partida. Igualmente así se podrán considerar los estolones nacidos de las plantas seleccionadas. Es decir el material de partida puede proceder de un cultivo in vitro (meristemación) o por multiplicación in vivo.
El ciclo de cultivo de la fresa de Huelva
El sistema convencional utilizado en la costa de Huelva se puede caracterizar, a efectos científicos, como un cultivo intensivo en ciclo anual de plantas frescas de variedades de día corto, procedentes de viveros de altura en plantación otoñal, sobre lomos con dos filas de plantas protegidos por láminas plásticas opacas como acolchado, con equipamiento de riego localizado y sistema de fertirrigación, bajo cubierta plástica.
Esta larga definición, recogida en la obra «La fresa de Huelva», especifica las técnicas que hacen peculiar el cultivo de fresa en la zona de mayor importancia en el continente europeo, la onubense. Este sistema convencional se realiza en un modelo continuado año tras año, sin apenas rotación con otros cultivos, y se inicia en junio-julio con la retirada de los restos del cultivo anterior y la preparación del suelo. Finaliza con las últimas cosechas de la campaña, que suelen coincidir con la primera quincena de junio.

Preparación del suelo para el cultivo
Una vez finalizado el cultivo anterior de fresa, ya que la práctica de la rotación con otros es inexistente, se retiran las estructuras y plásticos de micro y macro túneles, se arrancan y retiran las plantas envejecidas y finalmente se retiran los plásticos de acolchado y las cintas de riego localizado que suelen ser de uso para una única campaña de cultivo. Gran parte de estas operaciones están mecanizadas.
Las operaciones de preparación del suelo tienen como objeto facilitar las fases de fumigación, alomado y finalmente plantación. En general, se alternarán labores profundas que llegan hasta 40-50 cm seguidas por otras más superficiales 15-25 cm que culminarán con la incorporación/enterrado del abono orgánico.
De hecho, durante las operaciones de preparación del suelo en el verano, se realizarán las enmiendas y el abonado mineral de fondo. Es importante evitar los suelos arcillosos, por eso los suelos arenosos de Huelva son perfectos.
Plantación de la fresa
Las operaciones preparatorias están finalizadas a lo largo del mes de septiembre. Los lomos de cultivo están preparados y equipados a la espera del momento de la plantación, en un ambiente de aire libre. Una semana antes de la plantación, aproximadamente, se va a realizar una sencilla pero importante operación previa: el «marquilleado», con un instrumento llamado rulo marcador que va a perforar la cara superior del plástico de acolchado a la distancia elegida para el marco de plantación de la futura doble fila de plantas; esas pequeñas perforaciones de algo menos de 8mm de diámetro servirán, al mismo tiempo, para una aireación del suelo.
Para efectuar la operación de plantación debe estar el terreno con humedad óptima, en contenido de agua a capacidad de campo. Para ello, dependiendo de las condiciones climáticas, muy variables, de la primera fase del otoño, primera mitad del mes de octubre, se tendrá en funcionamiento tanto el sistema de goteo como un equipo de apoyo de riego por aspersión o micro-aspersión, preferiblemente de cobertura total.

Principales plagas y enfermedades que afectan a la fresa
Al producir muchos azúcares, y tener nuevas hojas y flores de forma casi continua, el cultivo de la fresa atrae muchos insectos y hongos.
En resumen, las principales plagas y enfermedades son las siguientes: Oídio, podredumbre gris, orugas de la fresa, rizado de la fresa (nematodo), trips, pulgón, mosca del vinagre y la araña blanca y araña roja.
Desde la completa guía «La fresa de Huelva», recuerdan que los nematodos causan daños tan importantes en los cultivos que es imposible mantener una agricultura económicamente viable sin el uso de alguna forma de control nematológico.
Los nematodos más importantes del cultivo de la fresa en Huelva, los llamados agalladores de la raíz del género Meloidogyne, son endoparásitos sedentarios que se reproducen dentro de las raíces de la fresa, provocando una reacción de hipersensibilidad en éstas que se conocen como agallas, porrillas, batatillas o ahonguillados según zonas costeras andaluzas.
Por otro lado, el oídio es una de las enfermedades de la parte aérea de la fresa en Huelva. La variedad ‘Camarosa’ es sensible a esta enfermedad, y también hay que destacar que los excesivos niveles nutricionales de nitrógeno en planta favorecen el desarrollo de este problema fitosanitario.
Por otra parte, la podredumbre gris ataca hojas, pecíolos, pedúnculos florales y frutos en todos los estados de crecimiento. Es la enfermedad más característica de la parte aérea del cultivo de fresa en Huelva. Esta enfermedad se encuentra claramente relacionada con la épocas de lluvias; siendo su nivel de incidencia superior en épocas de abundantes lluvias.
Otras enfermedades causadas por hongos de la parte aérea de la planta que tienen incidencia en el cultivo de la fresa en Huelva son la llamada mancha púrpura y la gnomonia.
Respecto al control de los ácaros, sobre todo en la araña roja, desde la Junta de Andalucía recuerdan que la forma más efectiva de erradicarlos es la suelta de insectos auxiliares, los depredadores naturales.
En cuanto a los insectos, sin duda los que más daños causan son los trips y las orugas. Los primeros solo se desarrollan en los órganos florales en ubicaciones con poca luminosidad (interior de las flores). Puede verse como controlarlos aquí.
Producción integrada en fresa
Cabe recordar, tal y como aseguran desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria, que la Producción Integrada se define como un sistema agrícola de obtención de vegetales que asegura a largo plazo una agricultura sostenible, introduciendo en ella métodos biológicos y químicos de control, y otras técnicas que compatibilicen las exigencias de la sociedad, la protección del medio ambiente y la productividad agrícola.
El Reglamento de Producción Integrada de Fresa, aprobado mediante Orden de 3 de julio de 2013 por la Junta de Andalucía, es el instrumento con el que se lleva a cabo dicho sistema agrícola.
En él, como práctica agrícola obligatoria, se contempla el control de plagas y enfermedades mediante métodos biológicos, biotecnológicos, culturales, físicos y genéticos siempre que sea posible y contemplándose como primera opción antes del control químico. Quedan prohibidas las sueltas de enemigos naturales no presentes en la fauna española, o cuya introducción esté prohibida por la legislación correspondiente excepto autorización expresa de la autoridad competente.