
El pistacho se consolida como la alternativa rentable al olivar
Un vivero pionero en Paradas injerta más de 20.000 futuros pistachos que se extenderán por la región
Es tiempo de injertos. Por esa razón desde que comenzó el mes de julio, Juan Álvaro Lumbreras, va de un lado a otro de su vivero situado en El Palomar de Paradas (Sevilla). Recoge varetas de pistachos de las plantas madre y se pierde entre casi 20.000 portainjertos para poder dar vida a los futuros pistacheros que estarán listos para su venta a principio del próximo año.
Su vivero es pionero en la provincia de Sevilla donde, desde hace diez años, distribuye este cultivo que, aunque lentamente, se va implantado en Andalucía. El injerto es la fase clave de la trayectoria del pistacho desde que nace el portainjerto hasta que sale camino de una finca para convertirse en árbol en unos años. Este proceso dura poco más de dos años y necesita de muchos cuidados para que todo salga bien. Juan Álvaro Lumbreras lo define con una frase: «Aquí todos los días pasan cosas».
Imaginen más de 20.000 pistachos en potencia repartidos en una finca de seis hectáreas. El equipo de trabajo de El Palomar tiene que estar pendiente de todos. El propietario de la finca comenzó hace una década probando con menos de 2.000 portainjertos que acabaron en pistachos. Entonces aún el cultivo no se veía como alternativa al olivar. En la actualidad, algo se ha avanzado en este sentido, aunque falta camino que recorrer.
La inversión inicial por hectárea es de unos 3.000 euros e incluye la compra de 200 a 250 plantas y la preparación del terreno; los gastos anuales ascienden a unos 1.500 euros. El pistachero necesita de seis a siete años para que entre en plena producción en tierras de riego (de 2.000 a 2.500 kilos por hectáreas) y nueve años en secano (de 1.000 a 1.500 kilos).
Las cifras del cultivo
Las cifras hablan por sí solas, sobre todo, si se comparan con el olivar en un año normal cuya rentabilidad ha estado en unos de 300 euros por hectárea, salvo las dos últimas campañas en las que la escasa producción debido a la sequía ha provocado una subida importante de los precios. Según agricultores de la campiña sevillana, ha habido zonas con excelente producción en las que el precio se ha multiplicado por cinco. No obstante esta situación es excepcional.

Sin embargo, las cuentas sobre la rentabilidad del pistacho no forman parte de previsiones, son una realidad en las fincas que se extienden por Castilla-La Mancha donde el cultivo se está convirtiendo en el nuevo oro del campo.
Según datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en 2009, la superficie de pistacheros era de menos de 1.000 hectáreas. Desde entonces, su expansión ha sido constante, alcanzando un total de 66.466 hectáreas en 2022, con un 62,1% de ellas en secano y un 37,9% en regadío.
De hecho, Álvaro Lumbreras comenzó este proyecto después de hacer un viaje hace años a Ciudad Real, al Centro de Investigación Agroambiental El Chaparrillo, dependiente de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha. Para el viverista, la persona que más sabe de pistachos en España es José Francisco Couceiro, principal investigador de este cultivo. Fue precisamente Couceiro el que dijo en una conferencia que «Andalucía está a tiempo de montarse en este tren y convertirse en la despensa del pistacho de calidad en Europa si hacemos las cosas bien».
Rendimiento superior
Para Lumbreras, avanzar en este sentido permitirá que sea el agricultor el que coja las riendas y «no las grandes inversoras que empiezan a desembarcar» porque el pistacho es un fruto con un rendimiento superior al de cualquier otro cultivo y un consumo en alza. En la actualidad, el 90 por ciento del pistacho que se consume en España se importa de EEUU.
De los viveros El Palomar han salido en la última campaña pistachos para Pedrera, Paradas, La Puebla de Cazalla, Montellano, dentro de la provincia de Sevilla; pero también ha vendido plantas cuyos destinos son fincas de Higuera de la Sierra (Huelva), Villafranca de los Barros (Badajoz), Granada, entre otras. Precisamente en Paradas, el municipio donde está ubicado su vivero, está creciendo el cultivo, el propietario de la emblemática empresa Saladitos, Manuel Barrera, está apostando por este fruto seco para ampliar su producción en el sector.
El viverista paradense propone una fórmula: «empezar poco a poco dedicando una parte de la finca a este cultivo». Asegura que los agricultores de Castilla-La Mancha los fueron implantando en sus tierras de manera progresiva «y ahora están forrados» . Sólo hay que hacer las cuentas, el precio del pistacho está en seis euros, el de la aceituna ha mejorado en la última campaña por la escasez existente en los almacenes, pero lo normal es que, dependiendo de la variedad, ni siquiera alcance el euro por kilo en un año normal.
Por pelear no quedará. Cada día, sobre todo ahora en verano, el equipo de trabajo de Pistachos El Palomar empieza muy temprano a injertar plantas. Ver al propietario hacer el trabajo parece fácil, por sus manos en la última década han pasado miles de pistachos que salen camino de conquistar Andalucía. A Juan Álvaro Lumbreras también lo contratan para asesoramiento en fincas dentro y fuera del país.