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Ganado porcino / Agrónoma
Ganadería

Modelo de integración: ¿El fin del ganadero tradicional de porcino?

La subida del precio de los piensos y las incertidumbres del mercado está imponiendo este modelo de negocio en las comarcas ganaderas andaluzas

18 abril 2022, 07:00

Criticado por unos y elogiado por otros, lo cierto y verdad es que el característico modelo de integración del sector porcino está creciendo a pasos agigantados en la Sierra Norte de Sevilla, así como en el resto de las comarcas ganaderas de Andalucía.

Este sistema se caracteriza porque los ganaderos no tienen ganado. Es decir, «es la empresa integradora la propietaria de los animales y la que se encarga de proporcionar todos los insumos y servicios que estos necesitan para su crianza (piensos, medicamentos, atención veterinaria, etc.)».

Por tanto, «el ganadero evita la necesidad de financiación de circulante y disminuye, en gran medida, los riesgos financieros y la amenaza de quiebra de la explotación», explica el técnico de Ganadería de Asaja Sevilla, José Manuel Roca, ya que la empresa «es la que asume el riesgo relacionado con el precio de los piensos, que actualmente están desorbitados, así como la venta de los animales, por lo que cada vez más ganaderos optan por la integración», afirma el técnico.

Por su parte, el ganadero integrado se encarga de poner las instalaciones propias y cuidar de los animales, para lo que aporta mano de obra y realiza la gestión de los purines. Además, asume los costes energéticos (luz, agua, carburantes, etc.) y también los costes de recogida de cadáveres, costes medioambientales y reparación y mantenimiento.

Esta relación se concreta a través de un contrato de integración, donde se especifican las obligaciones de cada parte y la contraprestación que corresponde al ganadero, al que normalmente se le paga por cerdo engordado o salido a matadero.

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Cerdos ibéricos en la dehesa/ Agrónoma

«El ganadero independiente está desapareciendo, pues ha pasado a ser un integrado», señala por su parte la organización agraria COAG en su estudio sobre la evolución del modelo social y profesional de la agricultura titulado: «La ‘uberización’ del campo».

Así, apunta que el modelo de producción porcina en España es muy distinto al predominante en el resto de países de la Unión Europea, donde la producción gira sobre el ganadero independiente o bien el adscrito a una cooperativa. Sin embargo, en el caso español, «se ha desarrollado el modelo de integración, que comprende el 75% de la producción, quedando para el ganadero independiente el 10% y para las cooperativas el 15%, aproximadamente», señala COAG.

A este respecto, debido a la importancia que este tipo de régimen comporta a nivel económico y a las altas cifras de explotaciones ganaderas que trabajan bajo el paraguas de la integración, «es necesario romper con la dispersión de las normativas relacionadas que existe, y unificarlas en una sola que ampare y regule esta práctica», apunta la organización agraria.

Principales ventajas

El sistema de la integración está presente ya en todas las producciones del porcino, tanto de capa blanca como ibérico, incluido en el sector de la bellota y en el cebo y cebo de campo. En comparación con las otras estructuras de producción (productores con granja propia y en régimen cooperativo), la integración aporta mayor tranquilidad y seguridad, especialmente a las pequeñas y medianas explotaciones, ya que el ganadero recibe una renta fija por su trabajo (y no influyen ni las fluctuaciones de los precios de las materias primas ni los costes de producción). Ésta una de sus principales ventajas.

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Ganado porcino / Unión de Uniones

Además, el hecho de compartir las inversiones con grandes empresarios de la integración ha llevado a muchos ganaderos a optar por este modelo en la provincia de Sevilla. Es el caso de Ignacio López-Cepero, ganadero de Cazalla de la Sierra, con una explotación con capacidad de 300 cochinos.

«Lo normal es que este año hubiera salido a comprar lechones, pero voy a pasar la explotación a mi hija y no he querido asumir este año grandes riesgos, por eso he decidido optar por la integración», añade.

Así, a finales de enero llegaron a su explotación los animales, que son propiedad del grupo Montesano, empresa que posee un importante matadero en Extremadura y que se dedica a la elaboración de productos cárnicos.

De esta forma, «he logrado prescindir de la inversión inicial en los primales, que superaría los 33.000 euros, y luego habría que sumar todo el gasto en piensos», apunta el ganadero.

El acuerdo con la empresa está establecido por tramos, siendo el primero desde finales de enero a finales de abril, el segundo tramo comprendería todo el verano, aproximadamente desde mayo-octubre; y el tercer y último tramo incluiría los meses de montanera, de principios de noviembre a marzo. «Los animales se pesan al principio y final de cada tramo y me pagan por atender a los animales, según el precio conveniado y el rendimiento obtenido», explica Ignacio López-Cepero.

Otra de las ventajas de este modelo de negocio es que «el ganadero puede saber de antemano los ingresos que va a recibir, por lo que puede calcular el beneficio que le queda después de afrontar sus costes».

Inconvenientes

Pero la integración también tiene algunas desventajas. La primera de ella es que «el ganadero pierde el control del negocio», es decir, «queda subordinado a la planificación y los intereses de la empresa integradora».

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Ganado porcino / Agrónoma

En este sentido, la organización agraria COAG critica que «el ganadero renuncia a la capacidad de decisión sobre los elementos fundamentales de la producción porcina» y lamenta que «el negocio de la carne de porcino ya no está en manos de los ganaderos, sino que son las grandes empresas integradoras las que controlan este negocio».

Asimismo, critica que «el ganadero tiene muy poca capacidad de negociación frente a la empresa integradora y debe aceptar sus condiciones si quiere trabajar». «En general, la empresa integradora fija sus condiciones en el contrato de integración porcina de forma unilateral y el ganadero debe aceptarlo», apunta COAG.

Una afirmación que no comparte el Director de la Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor), Miguel Ángel Higuera, que señala que «el modelo funciona porque es bueno para las dos partes, integrador e integrado».

Y es que «para que una parte gane dinero también tiene que ganar la otra». Así, «la integración permite que tanto empresa como ganadero obtengan importantes rendimientos económicos, garantizándose así la producción la integradora, permitiendo al integrado modernizar su explotación, y colaborando ambos con el desarrollo de zonas rurales».

En cualquier caso, con sus bondades y sus desperfectos, lo cierto es que este sistema ha propiciado la expansión del sector porcino español, aupando al país hasta la cuarta posición en el ranking de los mayores productores del mundo.

Tras este aumento productivo están las grandes empresas del sector porcino, conglomerados empresariales que aunque partieron de diferentes orígenes, como puede ser un matadero o una fábrica de piensos, en la actualidad están presentes de una u otra forma en toda la cadena. Desde la cría de cerdo a la venta al consumidor a través de marcas comerciales reconocidas por el gran público.

Grandes firmas que apuestan por criar sus animales en grandes explotaciones integradas, cada vez más profesionalizadas. Por contra, uno de los efectos más perversos de este modelo productivo ha sido el notable descenso del número de pequeñas explotaciones a lo largo de la última década. Y es que competir con este modelo de integración cada vez es más complicado para los ganaderos independientes.

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Cerdo ibérico en la dehesa / Agrónoma

Radiografía del sector porcino en el campo andaluz

El sector porcino es un gran dinamizador de la economía andaluza, a la vez que genera empleo y contribuye a fijar la población en el medio rural. Según Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía, existen en la región 12.504 explotaciones de porcino (el 14,4% nacional), repartidas en 6.583 de extensivo, 5.787 de intensivo y 125 mixtas, con un censo total superior a 2,4 millones de animales (8,7%).

Esta cifra sitúa a la comunidad en la tercera posición por número de explotaciones y en la cuarta por cabezas de ganado, tras Cataluña, Aragón y Castilla y León. En cuanto al porcino ibérico, representa el 10,52% del censo total de animales, con 3.077.000 censados en España (ibéricos puros y cruzados de ibérico al 75% y al 50%).

El 52,14% de los ibéricos puros se crían en Andalucía, región líder en su producción; y en el caso de los cerdos 100% ibéricos de bellota, su producción en las dehesas andaluzas se eleva hasta el 62%. A nivel cooperativo existen nueve entidades: cinco dedicadas a porcino ibérico y cuatro a porcino blanco.

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