Rafa Benítez está nervioso. Quique Sánchez Flores siente ansiedad. Los dos conocen las razones del otro para vivir estos diferentes estados de ánimo ante una final que coronará a un campeón inédito de la Supercopa. El entrenador del Inter acusa la presión de las comparaciones odiosas con Mourinho. Acaba de conquistar la Supercopa de Italia y cuatro de sus futbolistas —Julio César, Maicon, Sneijder y Milito— han sido elegidos los mejores del continente, pero perder la Supercopa europea encender las críticas.
En Milán opinan que el Atlético es inferior y una derrota sería un duro golpe para un club que con Mourinho alcanzó la gloria. Es la carta que Quique debe jugar. El conjunto madrileño utiliza el papel de David frente a Goliat. No le consideran favorito. Sánchez Flores puede jugar con la tranquilidad que no tiene su compatriota. Es el as en la manga que posee el cuadro español para dar la vuelta al pronóstico. Una victoria rojiblanca significaría la confirmación internacional del «regreso» de la entidad al club de los grandes. Esta oportunidad es la causa de la ansiedad de Sánchez Flores. Los trenes nunca pasan dos veces.
Frenar el tren físico del Inter es la primera misión del Atlético. Maicon desde atrás, Lucio en el centro, Zanetti en todas partes, Eto'o por la derecha, Pandev por la izquierda y Milito en punta imponen una potencia que los rivales acusan en los segundos actos de los partidos. Los dos entrenadores basan sus conceptos estratégicos en la primacía de la defensa por encima de todas las cosas y Quique planteará un encuentro aguerrido, sin riesgos, para impedir que el adversario le sorprenda con los contragolpes que Sneijder dirige. El arma para contrarrestar las virtudes del contrario es hacer entrar en juego al Kun Agüero y a Forlán. Reyes es el responsable de ese objetivo. Los atléticos esperan que el sevillano tenga una mejor actuación que en la final de Hamburgo, donde no estuvo a su nivel.
«Es otro Atlético»
Benítez se encuentra tenso porque sabe que la Supercopa est en vilo si el hijo político de Maradona tiene su día. Que Goliat caerá de bruces si Forlán lanza bien la onda con sus botas de oro. Por eso manifiesta que el Inter no es favorito: «Este Atlético es otro. Se ha reforzado muy bien y cuenta con dos delanteros que pueden decidir una final».
Su colega, Quique, ha demostrado la serenidad con la que afronta el duelo. El éxito en la Liga Europa anuló para siempre la resignación que rodeaba al Atlético desde 2003. «Es una ocasión única para conseguir otro título europeo y me gustaría dedicárselo a una afición que solo me produce admiración». Cinco mil quinientos incondicionales acuden hoy a Mónaco para vivir esa dedicatoria.
A sus 45 años, Sánchez Flores ha adquirido una experiencia esencial para hacer un equipo grande. Los fichajes le permiten pensar que esta temporada «no habrá un once fijo». Más que nunca, nadie tendrá el puesto fijo. Mantiene en tensión a Antonio López y a Filipe Luis en la lucha por el lateral izquierdo. Simao, Jurado y Fran Mérida batallan por ocupar el puesto de interior en la misma banda. A eso se le llama mano izquierda. Este viernes, el Atlético busca su consagración internacional por derecho propio
