La vuelta al «cole» de las hermanas Duval, Norma y Carla, ha sido toda una sorpresa con momentos muy dulces y preocupación lógica. Me explico. Norma Duval regresa tras su periplo vacacional junto a su novio alemán y se mete de lleno en los preparativos de la comedia que protagonizará a partir del próximo mes de noviembre y que escribió hace cosa de seis años el autor Santiago Moncada. Fue un guión hecho a medida de la estrella, pero que se quedó en el cajón de los olvidos, dado que por entonces Norma estaba casada con José Frade y retirada del mundanal ruido. Recuperada su soltería y las ganas de salir adelante, Moncada ha recuperado a su vez esta historia que esta vez Norma sí ha aceptado hacer y cuyo título no puede ser más explicativo de lo que allí se verá. «La diva» será la obra con la que Norma se reencontrará con un público que abandonó cuando aún seguía casada con Marc Ostarcevic. Me cuentan que está tan volcada en este proyecto que hasta participa en la elección del director y de los actores que la acompañarán en el reparto. Aún no han comenzado los ensayos y de ahí que últimamente acuda más al teatro para ver todos los montajes que hay en la actualidad y enriquecerse con ese aprendizaje que nunca viene de más. La otra cara de esta vuelta es la que sufre su hermana Carla, que este verano ha estado de gira con la obra «Brujas», donde comparte cartel con Arancha del Sol, Lara Dibildos y Juncal Rivero.
Carla estaba feliz con este trabajo, así me lo contó no hace mucho, y muy compenetrada con sus compañeras. La preocupación llegó a través del comunicado que la productora de este montaje envió días atrás y donde se anuncia que Carla no seguirá en la gira. «La razón exclusiva de la misma es seguir los consejos médicos para la mejor recuperación en el tratamiento que está siguiendo actualmente, y que todos ustedes conocen. Es imprescindible una completa tranquilidad y descanso físico, muy difícil de lograr con la complicada agenda de la gira que desarrollamos actualmente. Una vez esté totalmente recuperada (lo marcarán de nuevo sus doctores), se incorporará de inmediato a la compañía, donde estaremos esperándola con el gran cariño que la profesamos». Hablo con Carla y me aclara cómo se encuentra. «Lógicamente ahora todas las fuerzas las debo dedicar a cuidarme. Además el médico me ha dicho que me deje mimar y le voy a hacer caso. Aparte del tratamiento estoy también con terapias naturales, que me están ayudando mucho», confiesa. Desde hace años Carla lucha contra el cáncer y lo hace con una actitud digna de todo elogio. Tiene un carácter extraordinario y una disciplina rigurosa, dos elementos que son fundamentales para esta batalla. «En cuanto supere este momento y recobre mi energía volveré a trabajar», asegura. Sobra decir que tanto sus hijas como su hermana y resto de familia la apoyan y hacen que todo sea más fácil.
Cambio de familia y me quedo pensando en las palabras de Enrique Iglesias cuando le preguntan por la boda de su padre con Miranda. De entrada reconoce que en los diez últimos años se han visto dos o tres veces, por lo que su ausencia en ese enlace es de lo más normal. El cantante afirma que desconoce los motivos por los que su padre ha decidido dar ese paso tras veinte años de unión con la madre de sus cinco hijos últimos (hermanos prácticamente desconocidos para Enrique). Esa es la cuestión. Julio Iglesias y Miranda no sólo son felices sino que tienen una familia numerosa que le llena por completo, hasta el punto de que únicamente el servicio doméstico les acompañó en el enlace. De las imágenes más surrealistas que he visto en la prensa del corazón lugar especial tendrá la de Miranda arrojando su ramo de novia a las trece asistentes que cuidan su casa de Ojén. Ni los padres, ni hermanos, ni amigos de toda la vida. Los curas, el jefe de seguridad y los cuidadores de la casa. Eso sí, todos vestidos de blanco que me da que en esa casa no se ponen lavadoras con prendas de color.
