Noche de viernes, aperitivo de la semana de Cibeles y Madrid lleno hasta la bandera de «fashionistas». En esas aparece en escena el diseñador de zapatos fetiche de las estrellas de hoy, el inigualable Christian Louboutin, que acaba de abrir su primera tienda en la capital. ¿Quién dijo crisis? Para los tacones de suela roja ni hay problemas ni hay nervios. Lo que suele haber es lista de espera con algunos de sus modelos que luego llevan por las alfombras rojas desde Cate Blanchet a Kate Moss. Por eso su desembarco en Madrid fue con lista vip de invitados. Nadie quiso perderse además el show que dos de sus adeptas, Bibiana Fernández y Rossy de Palma, ofrecieron horas después en el tablao flamenco que una adinerada señora tiene en su espectacular casa en la milla de oro. Vecina de los Koplowitz, los Cortina o la Romanones, en los últimos meses está abriendo sus puertas a actos privados, se supone que para rentabilizar el local que es digno del mejor flamenco, y también para tener la fiesta en casa.
Esa noche acudieron muchos más de los anunciados. En la primera cita vi a incondicionales de la firma como Nuria González, Nieves Álvarez, Marta Robles, Alaska y Mario Vaquerizo, Blanca Marsillach, Ruth Gabriel, Bimba Bosé, Loles León, Alejandra de Borbón, Las Dover, David Delfín, Carmen Lomana y Adriana Carolina Herrera. En la segunda parte la sorpresa llegó con la presencia de un Pedro Almodóvar[ que rueda en silencio su próximo filme y del que no quiere avanzar mucho.
En el tablao la juerga, y no precisamente flamenca, fue de las que hacen época. Hubo baile, copas, ligues, desmayos, encontronazos… Louboutin se quedó fascinado con Mercurio, un gogó conocido en las mejores discotecas que tiene la particularidad de lucir mostacho con una coleta rubia. La noche Louboutin sólo tuvo competencia con la fiesta de «Vanity Fair» en el Thyssen. Pero esa es otra historia.










