Con Occidente pasándolas canutas por la crisis, el mundo vira hacia Oriente. Al ascenso económico de China se suman otras potencias emergentes, como la India, y países desarrollados con boyantes mercados como Japón, Singapur y Corea del Sur. Y el detalle, claro, no pasa desapercibido para Bernie Ecclestone.
«Durante años he mantenido que el mundo se mueve hacia Asia, no hacia el Oeste. Es inevitable», aseguró Ecclestone el pasado mes de septiembre en un encuentro empresarial paralelo al Gran Premio de Singapur, que definió como «la joya de la corona» porque desde 2008 se viene celebrando de noche en su espectacular circuito urbano bajo los rascacielos de Marina Bay y el patrocinio del gigante local de las telecomunicaciones, Singtel.
De las 19 carreras de este año, siete se celebran en Asia, incluyendo el primer Gran Premio de Corea del Sur. Al carrusel de la F-1 se unirá la próxima temporada la India, otro gigante en auge que cuenta con escudería propia, Force India, e importantes patrocinadores como la marca de cervezas King Fisher, que tiene hasta líneas aéreas. «Hay un montón de compañías que quieren entrar en la Fórmula 1», reconoció ante 180 ejecutivos asiáticos Ecclestone, quien acaba de firmar sendos contratos millonarios con la multinacional electrónica surcoreana LG y con el banco suizo UBS. «Esperamos extendernos por Asia tan rápido como la F-1 porque ésta será la zona de mayor crecimiento del mundo durante los próximos diez años», prometió el consejero delegado de UBS, Oswald Grubel.
Billetes por doquier
Allí donde esté la pasta, aparece el fino olfato para los negocios de Ecclestone, el patrón de la F1. Primero llevó los bólidos a los desiertos del Golfo Pérsico atraído por los «petrodólares» de Abu Dhabi pero, en cuanto se olió la crisis por la burbuja inmobiliaria de Dubai, apoyó al circuito surcoreano de Yeongam pese a las deficiencias y retrasos que han amenazado a este Gran Premio hasta última hora.
Seguro que algo habrá influido el patrocinio de LG. Igual que el de Petronas en Malasia o los cada vez más numerosos anunciantes orientales, como la china Aigo con sus vallas publicitarias en el circuito de Shanghái.
Dentro de dos años, la F1 volverá a Estados Unidos y, en 2014, llegará por primera vez a Rusia, otro mercado virgen aún por explotar. Como el calendario no podrá superar las 20 carreras previstas para el próximo año, habrá que eliminar algunos grandes premios. Y ahí se llevan todas las papeletas los menos rentables, como el de Bélgica o Turquía. A menos que tiren de billetera, también resultarán perjudicados los países que albergan dos pruebas, como España (Barcelona y Valencia). Porque, al fin y al cabo, Ecclestone y la Fórmula 1 seguirán moviéndose al sol que más calienta, que ya se sabe que nace por Extremo Oriente.
Con Occidente pasándolas canutas por la crisis, el mundo vira hacia Oriente. Al ascenso económico de China se suman otras potencias emergentes, como la India, y países desarrollados con boyantes mercados como Japón, Singapur y Corea del Sur. Y el detalle, claro, no pasa desapercibido para Bernie Ecclestone.
«Durante años he mantenido que el mundo se mueve hacia Asia, no hacia el Oeste. Es inevitable», aseguró Ecclestone el pasado mes de septiembre en un encuentro empresarial paralelo al Gran Premio de Singapur, que definió como «la joya de la corona» porque desde 2008 se viene celebrando de noche en su espectacular circuito urbano bajo los rascacielos de Marina Bay y el patrocinio del gigante local de las telecomunicaciones, Singtel.
De las 19 carreras de este año, siete se celebran en Asia, incluyendo el primer Gran Premio de Corea del Sur. Al carrusel de la F-1 se unirá la próxima temporada la India, otro gigante en auge que cuenta con escudería propia, Force India, e importantes patrocinadores como la marca de cervezas King Fisher, que tiene hasta líneas aéreas. «Hay un montón de compañías que quieren entrar en la Fórmula Uno», reconoció ante 180 ejecutivos asiáticos Ecclestone, quien acaba de firmar sendos contratos millonarios con la multinacional electrónica surcoreana LG y con el banco suizo UBS. «Esperamos extendernos por Asia tan rápido como la F-1 porque ésta será la zona de mayor crecimiento del mundo durante los próximos diez años», prometió el consejero delegado de UBS, Oswald Grubel.
Billetes por doquier
Allí donde esté la pasta, aparece el fino olfato para los negocios de Ecclestone, el patrón de la F-1. Primero llevó los bólidos a los desiertos del Golfo Pérsico atraído por los «petrodólares» de Abu Dhabi pero, en cuanto se olió la crisis por la burbuja inmobiliaria de Dubai, apoyó al circuito surcoreano de Yeongam pese a las deficiencias y retrasos que han amenazado a este Gran Premio hasta última hora.
Seguro que algo habrá influido el patrocinio de LG. Igual que el de Petronas en Malasia o los cada vez más numerosos anunciantes orientales, como la china Aigo con sus vallas publicitarias en el circuito de Shanghái.
Dentro de dos años, la F-1 volverá a Estados Unidos y, en 2014, llegará por primera vez a Rusia, otro mercado virgen aún por explotar. Como el calendario no podrá superar las 20 carreras previstas para el próximo año, habrá que eliminar algunos grandes premios. Y ahí se llevan todas las papeletas los menos rentables, como el de Bélgica o Turquía. A menos que tiren de billetera, también resultarán perjudicados los países que albergan dos pruebas, como España (Barcelona y Valencia) y Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi y Dubai). Porque, al fin y al cabo, Ecclestone y la Fórmula 1 seguirán moviéndose al sol que más calienta, que ya se sabe que nace por Extremo Oriente.






