Las presiones hacia el Gobierno irlandés para que acepte la ayuda financiera ante la mala situación de su sistema bancario siguen aumentando, ya que la negativa de Dublín a aceptar ayuda (que sería a cambio de severos ajustes fiscales como lo fue en Grecia) está impacientando a las autoridades comunitarias. Aunque el presidente de la Comisión Europea, el portugués Durao Barroso, ha asegurado después de la reunión del Ecofin que «no estamos presionando a Irlanda para que recurra al mecanismo europeo de asistencia financiera, pero reiteramos que está listo para ser utilizado, si se solicita», desde otras instancias comunitarias surgen otros mensajes.
Por ejemplo, el luxemburgués Yves Mersch, uno de los gobernadores del BCE, ha pedido de forma indirecta a Irlanda que solicite la ayuda financiera de esta manera: «la decisión de aceptar la ayuda para sus bancos es el único recurso de Irlanda», ha asegurado Merch al diario alemán Die Welt. Mersch también ha asegurado que el euro sobrevivirá «sin duda» a estar crisis.
Por otra parte, el presidente de Hungría, Viktor Orban, que a partir del próximo 1 de enero asumirá la presidencia rotatoria de la UE (que ocupó España en el primer semestre de este año),
ha advertido a Irlanda de que «cuanto más espere» para tomar las medidas «estrictas y necesarias» para salir de la crisis de deuda que atraviesa, los resultados del rescate serán «más caros» e incluso podría «perder todo» si la respuesta llega demasiado tarde. «No quisiera dar consejos a los políticos irlandeses (...). Pero en general y por mi experiencia, cuanto más se espera para tomar las medidas estrictas y necesarias, más caro será pagar la crisis. Hay otro país europeo con el que hemos aprendido esto», ha asegurado Orban en la misma rueda de prensa en la que Barroso ha asegurado que Europa no está presionando.
