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Deportes / dopaje

Mitos convertidos en lacras

El dopaje ha acabado con la carrera de nombres ilustres del deporte, sobre todo en atletismo y ciclismo

Día 12/12/2010
ABC
Marta Domínguez en la final de 3.000 metros obstáculos durante el Europeo de Barcelona, donde fue plata
Dopaje. Una lacra que acaba lanzando a las profundidades de la miseria deportiva, entre lágrimas y el descrédito general, a deportistas de distintos niveles. Golpea especialmente a los que una vez fueron ilustres en alguna disciplina y a la postre fueron pillados en su engaño después de haber disfrutado de las mieles de la gloria. Casos de consumo de sustancias prohibidas se han dado en béisbol, natación, tenis, fútbol... Sin embargo, el foco oscuro se centra en el mundo del atletismo y del ciclismo. Deportes que requieren de un esfuerzo físico personal, individual, sujetos a presiones y a marcas, pero que injustificadamente han tenido entre sus practicantes a no pocos mentirosos.
Destapada esta semana en España la «Operación Galgo» —anteriormente tuvieron especial repercusión la «Grial» y la «Puerto»—, han vuelto a surgir las dudas respecto a los éxitos deportivos españoles. La desconfianza llega en algunos puntos a nombres de oro, como Rafa Nadal o Pau Gasol. Pero las sospechas resbalan en este punto. Deportes como el tenis o el baloncesto requieren de un esfuerzo físico, al igual que en el caso de los marcados atletismo y ciclismo, pero además son disciplinas en las que es necesaria la precisión y el control total de los sentidos. Las sustancias prohibidas pueden potenciar las capacidades, pero también mermarlas.
Estar en la cúspide de estos deportes parece estar reñido con el dopaje. Además, un caso como el del tenista balear es ejemplar. Rafa cuida hasta el mínimo detalle sus dietas, sus sesiones de entrenamiento, sus planes de trabajo. Todo. Pero además, la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) también desarrolla una vigilancia notable sobre el tenis, al igual que ocurre en otros deportes. Esa fiscalización hace que los deportistas pasen revista semanalmente. Lo mismo sucede en la NBA. No se quieren tramposos y se analiza, uno a uno, a los jugadores de la mejor liga de baloncesto del mundo.
Caída en picado
El embuste, el engaño, la trampa ha hecho caer a lo largo de la historia del deporte a grandes mitos. El dopaje, ese consumo de lo prohibido, les abrió las puertas de la gloria en momentos puntuales, pero cuando la mentira se localizó cayeron perdiéndolo todo. El positivo de Ben Johnson en los Juegos Olímpicos de Seúl (1988) fue un golpe durísimo al corazón del deporte. El canadiense de origen jamaicano se medía en los 100 metros lisos a Carl Lewis. En aquellos momentos, el mundo se citaba con una de las mejores carreras de la historia. Johnson pareció que volaba ante Lewis y se colgó el oro. Sin embargo, en las muestras de la orina de Johnson del control antidoping se encontraron restos de estanozolol. Tres días después de la carrera fue descalificado y Lewis se colgó el oro. Johnson perdió el récord del mundo y la IAAF le inhabilitó durante dos años. El ministro de deportes de Canadá, por su parte, le sancionó a perpetuidad.
La lacra del dopaje ha afectado a otros grandes de países diferentes. Sonados fueron los positivos de los atletas norteamericanos Marion Jones, su pareja Tim Montgomery (involucrado en el caso Balco), Maurice Green y Florence Griffith.
Jones confesó, en octubre de 2007, haberse dopado durante los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. La estadounidense devolvió las cinco medallas que logró en la cita olímpica y fue suspendida por dos años. Optó por la retirada. A la velocista le anularon los resultados de todas las competiciones que disputó desde el 1 de septiembre de 2001, por lo que tuvo que devolver todas las medallas, puntos y premios ganados. Además, fue condenada a seis años de prisión.
Florence Griffith-Joyner consiguió en Seúl 88 tres títulos olímpicos y dos plusmarcas mundiales. Tres meses más tarde, en medio de la gloria, anunció que abandonaba la competición. Este paso de la mujer más rápida del mundo daba fuerza a las sospechas que habían en el mundo del atletismo respecto a su presunto dopaje. No quería correr la misma suerte que Johnson, se pensó. En 1998, con 38 años murió prematuramente.
El otro gran deporte azotado y desmitificado por el dopaje y la mentira es el ciclismo. El «caso Festina» dejó K.O. a Virenque y Zulle por EPO. Riis, Berzin, Basso... La lista es amplia. Destaca la figura del desaparecido Marco Pantani. El «Pirata» venció en cuatro etapas del Giro'99, pero fue descalificado al observarse altos niveles de hematocrito en su sangre, lo que sugería un caso de dopaje con EPO. Esto no se logró probar, pero la sombra del dopaje le persiguió. En febrero de 2004 fue encontrado muerto en un hotel de Rímini. El informe oficial de la autopsia estableció que murió por una sobredosis de cocaína.
Johann Mühlegg, esquiador de fondo español de origen alemán, fue descalificado en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City 2002 por dopaje con darbepoetina. Se reconoció que el laboratorio donde se analizaron las pruebas no estaba homologado para EPO, pero sus recursos no prosperaron. Fue suspendido dos años.

Las claves de la «Operación Galgo»

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