Se esperaba que Angela Merkel llegase a Madrid con 800.000 ofertas de trabajo para jóvenes parados españoles. El diario alemán «Der Spiegel» informó días atrás de que es la cifra de puestos que Alemania necesita cubrir. Y de ahí el enorme interés que había despertado la XIII Cumbre hispano-alemana. Los contratos firmados entre empresas españolas y chinas en la reciente visita del gigante asiático también habían sentado precedente. Pero ayer no hubo nada de eso. Las compañías alemanas dejaron España sin ningún contrato o proyecto común con las españolas y los gobiernos de ambos países sólo acordaron luchar contra la evasión fiscal.
La vicepresidenta económica, Elena Salgado, y su homólogo germano firmaron ayer un convenio entre los dos países para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta y el patrimonio. En todo caso, el acuerdo sustituye a uno anterior, de 1966, todavía vigente a día de hoy.
En la parte empresarial, el encuentro bilateral sirvió para que compañías españolas y alemanas hablasen de un frente común en los sectores de la energía, las tecnologías de la información y la innovación ante la competencia de países como Estados Unidos o China.
«La UE no puede perder su liderazgo mundial en renovables», dijo José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, sobre la capacidad de China en este campo. Por su parte, César Alierta (Telefónica), hizo un llamamiento a «todas las empresas del sector de las TIC» para romper, entre todas, la brecha con los competidores estadounidenses.
