En el mundo de la moda siempre existe la polémica sobre sil as portadas de las revistas especializadas las tienen que protagonizar modelos profesionales o «celebrities». Las primeras dan la imagen de especialización, de profesionalidad, de contenidos de moda puros y duros. Las segundas aportan el tirón, la publicidad y el guiño a los lectores que buscan en los quioscos algo más que infromación de moda. La portada del próximo número de Vogue América cuenta con una protagonista muy especial: Lady Gaga.
Gaga es el reclamo número uno para cualquier venta. Todos los publicistas y estilistas del mundo darían lo que fuera porque la diva más rara del pop llevara su imagen. La portada de Vogue «volará» a velocidad de vértigo.
En esta ocasión, Gaga aparece menos «disfrazada» que nunca. Con una peluca rosa y un vestido blanco, el resultado podría ser más natural que con sus vestidos de carne, pero lo cierto es que la artista aparece más inquietante que nunca.
En una super producción a cargo del prestigioso fotógrafo peruano Mario Testino, Gaga posa con varios vestidos de Alexander McQueen —una de sus firmas fetiche— y con un look rockero, con chaqueta de cuero de Hussein Chalayan, siempre con peluca rosa.
Una imagen que por primera vez deshace en la entrevista. Pero más allá de su excentricidad, Gaga se descubre en la revista como una persona familiar y preocupada por los suyos. Habla de sus padres, Joe y Cynthia Germanotta, que viven en el Upper West Side neoyorkino, y de la estrecha relación que mantiene con ellos.
Joe Germanotta fue el primero en creer en el potencial de su hija, y costeó los inicios de Gaga en el mundo de la música. Un ataque al corazón le hizo tomarse las cosas con más calma. Gaga cuenta que habla muy a menudo con ellos, incluso cuando está de gira en otros sitios, y se reconoce «obsesionada» por la salud de su padre. «Soy muy italiana. Le llamo todos los días. Pregunto a mi madre si ha fumado. Están en la cincuentena, y siguen viviendo en el mismo apartamento. Nada ha cambiado desde que me convertí en una estrella. Soy muy familiar. En cuestiones de amor y lealtad, soy muy anticuada. Tengo los pies en la tierra a pesar de ser una persona tan excéntrica», dice.