Con lo fácil que sería que salieran por Barcelona tan tranquilamente, sin importarles el qué dirán y el cómo lo harán, dejando que el amor fluya y mira que lo complican. Desde que el pasado otoño me enteré que Shakira había alquilado con opción a compra el casoplón que David Meca tiene en Barcelona (no me cansaré de recordar cómo intentaron desmentirme y cómo el tiempo ha demostrado quién decía la verdad) estaba más que claro que su amistad con Piqué había dado los suficientes pasos como para romper su largo noviazgo de once años con Antonio de la Rúa. El comunicado con el final de esa relación llegó hace una semanas y desde entonces los más incrédulos entendieron que lo de tener una base en Barcelona no era simple capricho sino necesidad para estar cerca de su actual amor.
Algo ha llovido desde entonces y algo hemos visto de Piqué-Shakira en las redes sociales. El futbolista optó por colgar una fotografía de los dos con unos amigos en el cumpleaños que celebran a dúo dado que nacieron el mismo día y cuentan que ahora Piqué hasta ha creado un concurso para que todo aquel que consiga fotos suyas y de Shakira se las mande porque él mismo las subirá en su faceboock con el único fin de evitar que lucren con la exclusiva.
Dicho y hecho. El fin de semana varios paparazzi habían conseguido inmortalizar a la pareja a la salida de un restaurante catalán. Cuentan que las fotos estaban vendidas a las revistas del corazón y que habían sacado una importantísima suma de euros. Hasta que un «hacker» consiguió capturar las fotos y sacarlas en la red destrozando su valor. Por las agencias gráficas hay revuelo pero por la casa de Shakira mucha ilusión de ver cómo su historia con Piqué progresa. Como sigan así cualquier día de estos nos sorprenden con un «waka comunicado» confirmando que son novios, se quieren y hasta se comprometen.
