Economía

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Novacaixa tantea a las grandes fortunas gallegas en busca de capital

Ortega, Jove, Mera o Fernández de Sousa-Faro encabezan la lista

Día 24/02/2011
EFE
El presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo, con Julio Fernández Gayoso, copresidente de NCG

Pese a la nueva vuelta de tuerca que para las cajas ha supuesto el Real Decreto de Reforzamiento del Sector Financiero, la solución gallega de Núñez Feijóo sigue viva. La imperiosa necesidad de captar capital —y la dificultad de encontrarlo sin descuentos de doble dígito— ha dirigido el foco hacia el potente empresariado local, el único que podría otorgar una inyección suficiente, a un precio adecuado y que, por tanto, sería el soporte accionarial idóneo para la futura entidad gallega, bien sea una caja o un banco.

En Novacaixagalicia (NCG) ya se han puesto manos a la obra. Según ha podido saber ABC de fuentes empresariales, la cúpula de la entidad gallega ha comenzado los contactos con los principales empresarios de la región. La lista la encabezan nombres tan notorios en el mundo empresarial español como Amancio Ortega, dueño de Inditex; Manuel Jove, fundador de la inmobiliaria Fadesa; Rosalía Mera, ex mujer de Ortega, propietaria de cerca de un 7% de Inditex y una de las mayores accionistas de Zeltia; o Manuel Fernández de Sousa-Faro, presidente de Pescanova.

Los movimientos no sólo se han orquestado desde la entidad. Desde la Xunta que preside Núñez Feijóo se han intensificado los contactos con la fuerza empresarial gallega. La consejera de Hacienda, Marta Fernández Curras, desveló precisamente ayer una de las claves del futuro de la caja y también de la vinculación final de los empresarios gallegos a la entidad. Según Curras, «la mejor solución en el actual contexto de reforma del sistema financiero consiste en convertirse en una caja evolucionada con un banco asociado sobre el que la entidad fundacional tenga el control».

Precisamente, la conversión en un banco y, en definitiva, la definición de un modelo de negocio claro que ofrezca seguridad y rentabilidad a los inversores es imprescindible para que los contactos con el empresariado gallego lleguen por fin a materializarse. Por el momento, las opciones que ha barajado la entidad gallega se centran en el Banco Etchevarría y el Banco Gallego. Novacaixagalicia controla cerca del 50% de ambas entidades, sin embargo, las dos opciones tienen sus pros y sus contras. El lado más atractivo del banco Etchevarría es la solvencia y robustez de una entidad que ha sorteado la crisis basándose en la banca tradicional. Además, su pequeño tamaño (no más de treinta oficinas) no generaría excesivas duplicidades. El problema, sin embargo, viene ligado al fuerte carácter familiar de la entidad. Controlado desde su creación en el siglo XVIII por los Etchevarría, un cambio de manos se antoja complicado para muchos. Por su parte, Banco Gallego, aunque en principio no tendría unas barreras de entrada tan definidas, sí cuenta con una dimensión mucho más importante que generaría más solapamientos de la red de oficinas.

Ya sea con una de estas fichas bancarias o con una tercera, lo cierto es que con la conversión en banco se matarían dos pájaros de un tiro: al facilitar la entrada del músculo empresarial gallego el poder de decisión quedaría en la región y se esquivaría el mínimo del 10% de capital básico exigido por el Banco de España para aquellas entidades con más difícil acceso a los mercados de capital.

Venta de oficinas

El objetivo a alcanzar sería, por tanto, el 8%, una cifra aún elevada y que, según fuentes financieras, conllevaría la venta de más de un tercio de la red que ya se planteó en el plan estratégico inicial de la fusión. Una salida harto complicada a día de hoy porque, sencillamente, no hay comprador. Hace meses, directivos de la caja ya iniciaron una ronda de contactos para deshacerse de parte de la red,pero no hubo acuerdo en el precio.

Lo cierto es que Novacaixagalicia ha sido una de las entidades más afectadas por el cambio de criterio del supervisor. Después de su fusión, y siguiendo las directrices de Fernández Ordóñez, la caja puso en marcha un estricto plan de provisiones para sanear su balance. Ahora, esa hucha de 360 millones no puede deshacerse y ser destinada a engordar el capital, ratio que ahora prima en la calle Alcalá. Además, desde el punto de vista político, tampoco destacan las facilidades. Si bien Cataluña consiguió una vía de escape para algunas de sus entidades, los posibles réditos políticos de un fracaso de la fusión gallega han tentado ya hasta al Ministerio de Fomento.

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