Cada vez que Cristiano Ronaldo se echa la mano al tobillo, se encienden las alarmas en el Real Madrid. El año pasado, el portugués se perdió seis partidos de Liga por culpa de algún tipo de esguince y el conjunto blanco se dejó buena parte del título tras caer en Sevilla y no pasar del empate en Gijón. Además, la baja de Cristiano coincidió con la debacle de Alcorcón y la victoria del Milán en el Bernabéu, dos palos que dejaron muy tocado a Pellegrini.
Una de las pocas notas positivas que el Real Madrid sacó durante ese período fue el triunfo en Mestalla, que es, junto a Riazor, el único campo de la Liga en el que aún no han visto jugar al portugués. Cristiano podrá quitarse esa espinita mañana, ya que ayer se entrenó con normalidad junto al resto de sus compañeros, una vez superados sus problemas en el tobillo. Ahora la decisión está en manos de Mourinho, que deberá decidir si deja fuera de una lista liguera a su compatriota por primera vez en lo que llevamos de temporada. La otra duda del técnico portugués está en el ataque, donde Benzema, que el año pasado hizo doblete en Riazor, podría volver al once.
En La Coruña, donde Cristiano no pudo jugar el año pasado por sanción, apenas quedan unas pocas entradas a la venta y se espera que el estadio vuelva a llenarse después de mucho tiempo sin hacerlo. De hecho, ni siquiera el Barcelona consiguió agotar el papel cuando visitó al Dépor esta temporada.







