El sector bancario ha cerrado filas en contra de la inyección de capital público en las cajas de ahorros. Durante el XVIII Encuentro del Sector Financiero -organizado por ABC, Deloitte, Sociedad de Tasación y SAP Iberia- fue el consejero delegado de Banco Santander, Alfredo Sáenz, el primero en lanzar la advertencia: este tipo de ayudas a las entidades financieras deben «hacerse con fondos privados», con el fin de no «dañar la deuda» y la economía españolas. Pero las palabras más contundentes llegaron minutos después, en la intervención del presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, quien subrayó que la entrada de dinero público debe ser «el último recurso» y «limitada en el tiempo».
«El capital público sólo debe utilizarse como último recurso para crear una entidad sólida y eficiente. Si el capital público no entra en una entidad para que tenga garantías de futuro, entonces, es mejor que no entre», señaló. Martín puso como ejemplo el desplome de la banca irlandesa para ilustrar los riesgos de la entrada de capital público en las entidades y dudó de la capacidad de las cajas españolas para devolver los préstamos procedentes del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). «¿Cómo narices lo van a devolver estando en un mercado tan competitivo?», se preguntó, de modo vehemente.
«Condenados» al estancamiento
A corto plazo, la capacidad de maniobra del Ejecutivo es reducida. El presidente de la organización bancaria aseguró que la legislación española carece de «procedimientos adecuados para la prevención y resolución de las crisis bancarias». Como resultado, un rescate público incompleto, no apoyado en una reestructuración «con garantías de futuro», podría dar lugar a que la deuda de las cajas recapitalizadas se transforme en deuda pública.«La mera inyección de capital público no sirve para nada si no hay una finalidad».
Todos coinciden que a la banca le espera un nuevo año de claroscuros
División en las cajas
Las propias cajas de ahorros reconocen que su privatización es una buena opción de cara a la reestructuración del sistema financiero y su saneamiento. Opinan esto, principalmente, aquellas que ya han enderezado el rumbo hacia su salida a bolsa. Quien más claro parece entonar ese discurso es La Caixa, que ya tiene todo en marcha para el día 1 de julio empezar a cotizar a través de su banco CaixaBank. El director general de la entidad catalana, Juan María Nin, ha dicho que la bancarización es una solución «óptima» y al respecto ha recordado que La Caixa empezó a pensar en este proceso en octubre de 2007 y que fue en 2010 cuando la caja ya tenía atados todos los cabos para lanzarse al mercado.
Las cajas que ya han salido a bosla opinan que la privatización es buena
En la misma línea, Enrique Goñi, copresidente de Banca Cívica, ha resaltado que la «bancarización» es una oportunidad para el futuro de las cajas de ahorros que no deben dejar pasar. En el caso concreto de su grupo —fusión de las viejas Cajasol y las cajas Guadalajara, Navarra, Burgos y Canarias—, Goñi ha admitido que el proceso de reestructuración y recapitalización del sistema financiero les obliga a estar en dos o tres meses en el mercado y por eso confió en que Banca Cívica salga a cotizar «cuanto antes». Ese, ha dicho, es «el único horizonte» de la entidad, que en cualquier caso no descarta otras posibilidades si se presentaran.
Algunos temen que las cajas tengan que venderse a precio de saldo por la premura
Esto es, que las cajas tengan que venderse a precio de saldo ante la urgencia de su situación y la oportunidad que han visto los posibles inversores. Su presidente, Julio Fernández Gayoso, ha considerado que las tasaciones que ahora mismo se están haciendo de estas entidades «son tan bajas que dan miedo». Gayoso ha admitido en todo caso que la que ya se ha hecho de La Caixa en sus primeros pasos hacia la salida a Bolsa «es muy justa» pero avisa de que conviene esperar a ver cómo se producen las siguientes. Además, el gallego ha vuelto a apuntar al real decreto del Gobierno de Rodríguez Zapatero, criticando que «de la noche a la mañana» se cambiasen los criterios, exigiendo más capital.









