Feria de Abril

Feria de Abril

Comienza la Feria del 32 de abril

Como manda la biblia ferial del Marqués de las Cabriolas, esta fiesta es abrileña, diga lo que diga el calendario, y ni Bin Laden de cuerpo presente puede con ella

Día 03/05/2011 - 15.59h
felipe guzmán. VÍDEO: ATLAS
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Si uno de Cádiz puede nacer en La Coruña porque los gaditanos nacen donde les da la gana, uno de Sevilla no pasa la hoja de abril en el almanaque hasta que no acabe la Feria, porque los sevillanos celebramos la Feria cuando nosotros digamos. Y punto. Eso está en la biblia ferial del Marqués de las Cabriolas y del Conde de las Natillas, autoridades de la Peña er 77, desde el año 43. Así que no hay nada más que hablar. Lo ponía en la pañoleta de su caseta del Prado: «Ni siquiera como ensayo/ quiere admitir esta peña/ que nuestra Feria abrileña/ pueda celebrarse en mayo». Así que cuando anoche Currito Monteseirín le dio al botoncito, el calendario marcaba el 32 de abril. Los Cantores de Híspalis, que todos los años se presentan sin avisar para convertir la improvisación en tradición, le tenían que haber cantado aquella sevillana perdida entre las del «Que no nos falte de ná»: «Señor alcalde de nuestra ciudad, qué es lo que pasa con nuestras cosas». ¿En mayo va a poner usted la feria? Un alcalde por derecho tendría que haber emitido un bando decretando varios días más de duración para el mes de abril. Porque esa tradición es inquebrantable. Como la del pescao. Para el día de ayer se habían hecho muchas cábalas. Era festivo. Resaca del día de los trabajadores. Pero al final en los llanos de Tablada lo único que había era eso, trabajadores. Tanto especular con que la festividad iba a adelantar el meneo del lunes al mediodía, y a la hora de la verdad Sevilla estaba donde tenía que estar: en su casa. Hasta las nueve de la noche, como Dios manda, nada más que había en la Feria soledad. Y alguna que otra caseta con recepciones de adelanto sobre el calendario previsto. Salvo la de Los Cuarenta. Eso también es tradición. Los del 77 se encargaron de que la Feria fuera en abril digan lo que digan las lunas, y Los Cuarenta son los responsables de que empiece de verdad el cotarro. Desde que esta peña taurina tiene caseta, todos los lunes se da un almuerzo para premiar al mejor toro de la temporada anterior. Ayer se llevó el trofeo «Limpiado», de los herederos del Conde de la Maza. Buen nombre para una Feria como ésta. Porque el agua ha limpiado las calles y ha puesto el albero en su punto. El teniente de hermano mayor de La Maestranza, Alfonso Guajardo-Fajardo, pescó a dos forasteros en una conversación curiosa: «Uno le estaba preguntando al otro: “¿qué le habrán echado al albero para que esté tan asentadito?”. Yo se lo explico, caballero: 30 litros por metro cuadrado».

Es lo que tiene ponerle una portada al 500 aniversario de la primera circunnavegación al mundo. Que hay que ser Magallanes para esquivar los charcos. O montarse en la Barca Vikinga. Menos mal que la previsión da sol para estos días, porque anoche estaba todo quisque con las carnes abiertas. Había hasta quien consideraba que Monteseirín ha cometido una herejía invocando a las aguas con esa portada azul que, por cierto, también le da la razón al Marqués de las Cabriolas. Conmemora en 2011 el quinto centenario de la hazaña marinera de Magallanes dándole la vuelta al mundo en barco, que se produjo en 1519. Ole. Como para que nos critiquen por decir que hoy es 32 de abril. En Sevilla celebramos las efemérides cuando nos da la gana. Eso también es tradición. Como el pescao por la noche antes de la prueba del alumbrado. Y esta ciudad es muy suya para conservar sus esencias por muchos potajes domingueros que se celebren en el campamento de Los Remedios. Ayer no había nadie ultimando nada, porque la preferia obliga y el domingo ya había que estar al día. Pero el festivo no empujó a nadie hasta el real antes de la cuenta. Hay agoreros que sostienen que fue porque el personal está tieso y una comida menos es una comida menos. Y será verdad. Pero los que creemos en la biblia de la Peña er 77 preferimos pensar que no había nadie porque la ley dice que no tenía que haber nadie. Sin más elucubraciones.

Juntos, pero no revueltos

Eso sí, donde había gente, había también mucha guasa. Más de la cuenta. Que se lo digan al pobre de Alfonso Vidán, responsable de Comisiones Obreras en Sevilla. Hay que ver la faena que tuvo que hacer el hombre en la recepción que dio el sindicato al mediodía. Como todo estaba solitario, la Feria se concentró en su caseta en apenas una hora. El primero que llegó fue Zoido con medio PP local y provincial. Un gesto. Allí estaban el alcalde de Tomares, José Luis Sanz, los concejales Curro Pérez y Gregorio Serrano, y el número dos de su lista, Javier Landa, entre otros. Saludaron a Vidán y se colocaron en la mesa situada a la izquierda de las tres que había. Curioso: el PP a la izquierda. Justo después llegó la comitiva de Izquierda Unida. ¡Sin Torrijos! Al parecer se encontraba indispuesto. ¡Y sin Carlos Vázquez! De su ausencia no se dio explicación. Pero qué casualidad: los dos comunistas imputados por presuntas vejaciones a un trabajador no estuvieron en la caseta de Comisiones Obreras. Sí estaban allí los concejales Josefa Medrano y José Manuel García junto con Felipe Alcaraz, entre otros miembros de la lista de IU. Ellos se colocaron en la mesa de la derecha. Durante unos minutos, la mesa central ejerció de cortafuegos. Hasta que llegó Gaspar Zarrías. Sí, sí, Gaspar Zarrías. Detrás de él venían la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto, y la secretaria de organización del PSOE, Susana Díaz, junto con el portavoz Mario Suárez. Ellos se pusieron en la mesa central. Así que estaban todos juntos, pero no revueltos. Y entonces apareció José Antonio Viera con el parlamentario Ramón Díaz. Dos de los señalados por el caso de los ERE festejando la Feria en el día de los trabajadores. Eso sí que es valentía y no celebrar el quinto aniversario de la circunnavegación ocho años antes.

Zoido, que no quería líos, se quitó de en medio rápidamente arrastrando a todos los suyos. Menuda foto había ahí. Y Alfonso Vidán, capaz de conciliar a todos bajo la lona de su caseta, no daba abasto. Hablando de abastos, también estaban por allí varios miembros del comité de empresa de Mercasevilla. Ojú. Hablemos mejor de Bin Laden. Hay caseteros que creen que su reaparición es un augurio. «A ver si este año viene la gente con muchos Bin Laden en el bolsillo», decía uno a las puertas de una caseta de Joselito el Gallo que estaba haciendo tiempo para la llegada de los primeros de la noche. Se equivocaba. Bin Laden ha muerto. El que lo sabe bien es el Nano de Jerez, que estaba toreando de salón en mitad de la calle Pascual Márquez a la caída de la tarde. «Sobrino, este año tengo menos contratos que nunga en la Feria. ¿No has visto las noticias? Los Bin Laden han muerto. Está todo el mundo boquerón». El cantaor, que estaba recordando la lentitud de Manzanares por bulerías ante una peña de amigos, dio una clave: «La disminución de las fiestas es una señal del declive económico. Ya no hay ni señoritos». En fin, qué le vamos a hacer. Mientras el Nano se buscaba la vida, el río de flecos de Manila comenzaba a desbordarse lentamente por las calles aledañas al ferial. El baldeo de las nubes mantenía aún mojadas las calles cuando las cocinas pusieron a hervir el aceite para la fritura. Muy despacio la ciudad efímera fue zafándose de las lonas hasta converger en la hora de la luz. La última luz de Alfredo Sánchez Monteseirín, que anoche oyó el canto del cisne por sevillanas mientras apretaba el botón de su despedida.

Ya ha comenzado la Feria número 155, la quinta que se celebra más allá del 30 de abril, la del 77 y los Cuarenta. Y no hay ni un farolillo. Porque aquí sólo se rompen las tradiciones que no dependen exclusivamente de los sevillanos. Todas las demás se cumplen a rajatabla. Ni Bin Laden muerto, ni Magallanes resucitado, ni la luna que el hombre pisara son capaces de robarle protagonismo a este milagro fugaz que no se explica más que desde la contradicción. Y si el maestro del baile era Enrique el Cojo y Cristo muere en El Salvador el Domingo de Ramos, la Feria se celebra en abril caiga cuando caiga. Está escrito en la pañoleta del número 36 de la calle Pascual Márquez: «Nunca es tarde».

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