El de Cannes es al mundo de los Festivales de Cine lo que la Meca al Islam, y cualquier cineasta que se precie ha de ir a él al menos una vez en la vida y trabajar siempre que sea posible poniendo la mirada en esa dirección, la de Cannes. La edición de este año, aunque reúna un guarismo de lo más vulgar (64), se ha adornado con una notabilísima peregrinación de grandes nombres del cine mundial, como si cumpliera un siglo, o al menos, medio. Una mirada a la lista de las películas que estarán presentes en el festival y se va uno a la farmacia a por un bote de colirio. La apertura se le ha encomendado a Woody Allen y su film parisién «Midnight in Paris», que trae la pinta de una de esas comedias suyas que te vacían el corazón mientras que te llenan la cabeza.
A partir de ese mismo momento, de la apertura, comienza una interesantísima disputa por la Palma de Oro en la que afortunadamente se ha colado el español Pedro Almodóvar y en la que hay casi tantos favoritos como concursantes. Muy, muy favorito es de antemano Terrence Malick, que llega un año después (estuvo anunciada para el Cannes del 2010) con «El árbol de la vida», una película cuya sinopsis huele a heno de Pravia y que probablemente haga moquear a Robert De Niro, presidente del jurado, y a otros tipos tan duros como Uma Thurman o Johnnie To, también del equipo juzgador. Pero, contra ésta y contra «La piel que habito», la de Almodóvar, estarán favoritísimos como Naomi Kawase, Lars Von Trier (que llega con «Melancolía» y su obsesión por Tarkovsky, ¡cuidado!), Nanni Moretti (el irreverente romano con «Habemus Papam», ¡cuidado al cuadrado!), el sobrio y naif finlandés Aki Kaurismaki, el profundo y lírico turco Nuri Bilge Ceylan, los rigurosos y plastillas belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, el modernuqui japonés Takashi Miike... en fin, y Paolo Sorrentino, Bertrand Bonello, Alain Cavalier..., un total de una veintena de perdigueros con pedigrí detrás de la Palma.
Serie A y serie B
Pero, es que, al rebufo de ellos, sin Palma a la vista, es decir, fuera de la competición o en otras secciones paralelas, como «Un Certain Regard», hay algunos nombres tan importantes o más que los citados. O sea, que en esta edición de Cannes, la serie A es lo mejor de lo mejor, pero en su serie B hay incluso mejor material que en su serie A. Por lo pronto, esta sección la inaugura Gus Van Sant (que ora sus cinco veces al día mirando a Cannes) con «Restless», y le siguen Bruno Dumont, Andreas Dresen, Robert Guédiguian, Hong Sang-soo, Kim Ki-duk o Andrei Zviagintsev; y como acontecimientos, pues la última de «Piratas del Caribe», dirigida por Rob Marshall y con Penélope Cruz, y «The beaver», de Jodie Foster, con el dardeador dardeado Mel Gibson de protagonista, alguien cuyas ruedas de prensa suelen estar a la altura de las de Mourinho.
Y por darle una puntada a esto, tal vez alguien se pregunte ¿y qué pasa con el cine iraní?, sin cuya salsa ningún guiso festivalero sabría igual. Pues la noticia es que Cannes ha preparado proyecciones especiales de las últimas películas de Jafar Panahi y Mohamad Rassoulof —ambos encausados en complejos y peligrosos procesos judiciales en su país—, «Esto no es un film» y «Hasta la vista», rodadas de modo clandestino. Pues con todo esto y con los homenajes a Jean Paul Belmondo y a Bernardo Bertolucci se dispone a celebrarse el mejor festival francés, o sea mundial.
