El momento más esperado del día acaba de pasar: la película de Gus Van Sant «Restless», que abría sorprendentemente la sección Un Certain Regard. Sorprendentemente, porque Van Sant es un intocable aquí y ganador, incluso de una Palma de Oro, por lo que su aparición fuera de la sección oficial no presagiaba nada bueno. Y pasó «Restless» y se entendió, en cierto modo, este desplazamiento hacia una zona menos vistosa, pues al duro y riguroso Van Sant le ha salido un melodrama «bonito», y sin apenas tomate: cuenta una historia de amor terminal entre dos jóvenes, él completamente extraviado por la reciente muerte de sus padres, y ella con la fecha de caducidad tatuada a causa de un cáncer irresoluble.
Intenta llevar al espectador a empellones hasta la lágrima y hasta un final de traca y horchata
Las dos películas que competían por la Palma de Oro contaban historias terribles, «Sleeping Beauty», de Julia Leigh, y «We need to talk about Kevin», de Lynne Ramsay, que tenía como mayor atractivo la interpretación, siempre a las puertas del frenopático, de Tilda Swinton. Sobre lo terrible de estas dos historias y su irregular resolución se tratará a partir de estos puntos...





