Pilar López de Ayala es Angélica en la última película del centenario director portugués Manoel de Oliveira, una chica que acaba de fallecer y que, sin embargo, es capaz de despertar el amor en un fotógrafo encargado de retratar su cadáver, quien afirma verla sonreír a través del objetivo de su cámara.
Un poema visual que contiene toda la simbología habitual en la obra del realizador lusitano, y que, aunque lo parezca, no es una despedida, ya que Oliveira se encuentra enfrascado en la preparación de una nueva película.






