1ª Ronda | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 |
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Nadal | 6 | 6 | 6 | ||
Russell | 4 | 2 | 2 |
En aquel domingo de festejos en París, incrustradas sus rodillas en la Philippe Chatrier después de dos semanas de infatigable batalla que no pronosticaban un final tan feliz, Rafa Nadal recuperó la sonrisa y desde entonces no la suelta. Hay un antes y un después en el balear desde Roland Garros y vive feliz en su estatus de leyenda, orgulloso con sus diez grandes y emocionado en su primer día de Wimbledon. Arranca el torneo más prestigioso y al primer cabeza de serie le corresponde el honor de estrenar la Catedral, que se queda a medias porque en apenas dos horas ve al español levantar los brazos después de superar a Michael Russell por 6-4, 6-2 y 6-2. [Narración y estadísticas del partido]
No hay demasiada historia en la victoria de Nadal, que sin embargo transmite buenas sensaciones a través de su sonrisa. Por la cara se le entiende muchas veces y ayer jamás torció el gesto, ni siquiera después de un dubitativo arranque que ensució con una doble falta para que Russell se pusiera 4-2 y saque. Primera y última gentileza, pues desde ese momento la situación recupera la normalidad y Nadal enlaza seis juegos de forma consecutiva para mandar por 6-4 y 2-0.
«Creo que he empezado el partido demasiado rápido. He cometido más errores de los que tocaban. Después he estado hábil para cambiar la forma de jugar y el ritmo del partido», reconoció el ganador. Sí, efectivamente modificó el panorama y entre las buenas noticias está su drive, que le corrió como de costumbre, preciso en cada golpe y mucho más fresco de piernas que su veterano oponente, 91 del mundo y sin apenas palmarés. «Tras haber salvado la situación complicada del primer set, he empezado a jugar a un nivel muy alto y me ha empezado a funcionar muy bien la derecha».
Se sintió como en casa porque en Londres es feliz, tan contento al pisar por primera vez un pasto en perfecto estado. La Catedral de hoy en nada se asemeja a la que se verá en la final, que estará calva después de tantos pisotones durante estos días. «Las condiciones y la hierba de la pista eran perfectas. Me da bastante pena romperla, pero también te digo que cuando está más rota juego bastante bien», bromeó Nadal, a quien le ayuda que la superficie sea más lenta. «Ha sido fantástico. Una gran emoción ser el primero en jugar aquí, donde todo está impecable. En mi vida he visto una pista así, la más bonita del mundo». Está a gusto y apunta a su siguiente adversario, Ryan Sweeting, un joven americano que remontó dos sets en contra para eliminar a Pablo Andújar en cinco y con quien ya se enfrentó en Australia este año.
Feliciano, muy seguro
En la hierba también se expresa a la perfección Feliciano López, que derrotó al alemán Michael Berrer por 6-4, 7-5 y 6-3 en una hora y 46 minutos. El toledano, seguramente el español con más aptitudes para esta superficie, acostumbra a firmar buenos resultados en este torneo y se medirá mañana a Rainer Schuettler. La jornada se tuvo que suspender por la lluvia y solo se completaron los encuentros de la pista principal, que tiene techo retráctil y luz artificial. Ahí cayó Dani Gimeno-Traver ante Andy Murray después de birlarle el primer parcial al escocés, ídolo local (4-6, 6-3, 6-0 y 6-0).