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La primavera es la estación de la seducción, pero ni te imaginas la de posibilidades que el verano te ofrece para ligar. Aquí van diez propuestas.
1. Aeropuertos
Escoge un destino ya conocido, una ciudad que domines perfectamente y un idioma con el que te puedas desenvolver. ¿Ya tienes tu billete? Perfecto. Ve a la terminal del aeropuerto y exprime esas dos pesadas horas de espera hasta el embarque. Busca un grupo de chicos que ande un poco perdido. Los podrás descubrir porque hojearán constantemente una guía turística y llevarán una ropa en total desacuerdo con el clima del destino. Ahora sólo tienes que acercarte y contar curiosidades, anécdotas y demás historietas para dejarles impresionados. Ellos estarán tan desorientados que querrán que les acompañes a todos sitios. Ya lo tienes.
2. Parques y jardines
Baja al parque entre las dos y las cuatro de la tarde, cuando aprieta bien el calor. A esas horas no hay ni críos, ni gente mayor. Y sí, en el único banco con sombra está esa chica interesante que te gusta. Con sus aires de intelectual, leyendo un libro de un autor ruso cuyo nombre eres incapaz de pronunciar. Siéntate en su banco con la excusa de que es el único con sombra. Ahora suspira y, como pensando en voz alta para que ella te oiga con claridad, di: «Cuando terminan las vacaciones me siento como el profesor jubilado del cuento de Chéjov. Creo que necesito afrontar mi vida tal y como es, no como fue». Posiblemente no comprendamos la profundidad que encierra el cuento, pero ella sí lo entenderá. Por eso, te preguntará: «¿Qué tal te ha ido el verano?». Trátala como una dama y háblale en verso.
3. Piscina
Espera tumbada en tu toalla hasta que se levante un poco de viento. ¡Atenta, no te duermas, se acerca una brisa suave! Dirígete corriendo hacia las duchas y colócate al lado de un buen muchacho. No tendrás mucho donde elegir, dependerá del número de duchas, pero siempre puedes esperar a que la brisa coincida con un chico agradable. El aire moverá levemente las gotas de agua, lo justo para que tú puedas invadir el espacio de tu objetivo. Ahí lo tienes, el empujoncito que andabas buscando. «¡Uy, qué tonta! Perdona. Es que el viento… En fin, ya sabes». Ya tienes la conversación montada y, qué casualidad, justo os vais a meter los dos al agua.
4. Atascos
En mitad de un atasco, el aburrimiento hace estar más receptivo a cualquier entretenimiento. No desaproveches la oportunidad. Esta operación es mejor realizarla con algún cómplice para evitar distracciones al volante. Cambia de carril hasta coincidir a la altura de la chica que te guste. Un toquecito de claxon, un destello con las luces de emergencia. Ya has llamado su atención. Entre parada y parada intenta entablar conversación. Primero hablarás del tráfico, claro; luego, del lugar de destino, donde ya te encargarás tú de coincidir; después, de dónde vais a parar a repostar; y, por último, de lo que pensáis hacer juntos en las vacaciones. Bien hecho, la buena pesca hay que hacerla en el río, antes de que llegue al mar con los tiburones.
5. Playa
El día anterior a la maniobra, estudia al grupo de chicos que te interesa. Cuando se vayan, entierra bajo la arena un objeto de no mucho valor, por ejemplo una pulsera, en el lugar donde estaban. Al día siguiente, cuando vuelvan a instalarse en el mismo sitio, acércate y les pides ayuda para buscar la pulsera que perdiste en ese mismo lugar. Tú te encargarás de que la encuentren y, a la vez, fingirás descubrir un billete de diez euros con el que te ofrecerás a invitarles a unos refrescos. No dejarán que pagues, pero sí aceptaran salir a tomar algo.
6. Guía turístico
No has salido de la ciudad en todo el verano y se han ido tus amigos para dejar hueco a los turistas. ¡Pues aprovecha! Engánchate de una pandilla de guiris deambulando distraídos por las calles. Acércate a la chica que más te guste y señala a discreción edificios históricos y estatuas. Cuando esté abrumada por tu sabiduría, es el momento de dar esquinazo al grupo. ¡Y trátala bien! Ten en cuenta que España es un país que vive del turismo.
7. Copas
Con el calor, los jóvenes imprudentes salen de fiesta con los dedos de los pies al aire. ¡Saca partido! Písale involuntariamente una vez, dos, tres veces. Ahora ya te ha visto y puedes pedirle perdón. Agarra su copa con descaro. No juegues a adivinar qué está bebiendo porque no sabes cuántas veces tendrás que repetir la operación durante la noche y no es bueno mezclar. Olvida el líquido de la copa, mete la mano en el interior y saca un único hielo. Lánzalo con fuerza hacia el suelo y písalo con cara de empeño. Cuando el cubito esté picado, simplemente di: «¡Qué difícil es romper el hielo!». Perfecto, ya lo has roto y puedes empezar la conversación.
8. Acampadas
La naturaleza despierta los instintos más primarios. Así que, para ligar en una acampada campestre hay que explotar los métodos de seducción básicos, aunque ahora suenen sexistas. Ellos serán los machotes, ellas serán frágiles y querrán proteger a la pareja como por pulsión maternal. Espera al anochecer, finge algunos rasguños, arañazos y revuélcate por el suelo para aparentar que has estado peleando con una bestia. Ahora dirígete a la tienda de campaña de la chica que ya tenías apuntada y golpea nervioso la entrada. Cuéntale toda la historia. Es importante que el animal sea creíble, así que antes ilústrate sobre la fauna autóctona. Ella, primero asustada, querrá que no te vayas muy lejos; después, conmovida, se ofrecerá a curarte las heridas. Y, sobre todo, pensará que eres un valiente.
9. Fiestas
Las ferias populares son una prueba de resistencia. Y no sólo por aguantar la música. La siguiente operación consiste en mantener a tu objetivo lo suficientemente despierto, sobrio y soltero posible para que aguante contigo hasta el desayuno. Tendrás que irte deshaciendo poco a poco de presencias incómodas a base de puro aguante y puro cansancio: posibles pretendientes, amigos, borrachos, alcohol, sueño, comida demasiado grasienta. Hasta que sólo quedéis tú y él con la excusa de ver el amanecer y tomar churros. Cansado, confundido y con el contador a cero, será difícil que te diga no.
10. Pueblo
Ya ha terminado el verano, no has conseguido nada y te da vergüenza reconocerlo delante de tus amigos, ¿verdad? No te preocupes, siempre podrás recurrir a la imaginaria novia del pueblo. Si tus colegas ya no te toman en serio porque has usado el mismo cuento demasiadas ocasiones, acércate a alguna persona mayor del pueblo para que te cuente detalles de su noviazgo. Así lo harás más creíble. El paseo por la era, el pajar, la quintería… Ten en cuenta que los tiempos han cambiado, así que sustituye las anécdotas que le parecieron la mar de rebeldes por otras más contemporáneas. Por ejemplo, pasear de la mano ya no es trasgresor. Advertencia: faja, refajo, zagalejo y enaguas son diferentes capas de lo que hoy simplificamos con el nombre de falda.