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Desde 1982 ha hecho de la moda su vida, pero además, hace catorce años, inició una andadura vinícola. Su premisa fundamental «es la pasión por las cosas bien hechas que unen el cielo, la tierra y el trabajo del hombre».
—¿Vacaciones tranquilas o marcha a tope?
—Tranquilas, consisten en estar una semana o dos en el mar junto a un pequeño grupo de amigos.
—¿Cuál es su rincón favorito?
—En el mar no hay rincones favoritos.
—¿Mar o montaña?
—A la montaña voy el resto del año, el verano es para el mar.
—¿Se perdería en alguna ciudad?
—Gastronómicamente, en San Sebastián; de copas, en Ibiza.
—¿En familia o a solas?
—Desde hace muchos años mis vacaciones de verano son con María, mi mujer, el resto del año sí lo comparto con mi familia, sobre todo porque tengo nietos... y donde hay nietos, que se quite todo lo demás.
—¿Cuál es su sonido favorito del verano?
—En verano mi sonido favorito es el impresionante silencio de la noche en el mar.
—¿Cuál es su plato del verano y dónde y con quién le gusta comérselo?
—Un buen pescado a la sal en cualquier buen puerto de mar y siempre con amigos.
—¿Y su bebida?
—Un buen vino... Si no hay «Terra do Gargalo» a mano, cualquier buen vino blanco español.
—¿Sus lecturas de verano?
—«La nariz de Cleopatra», un conjunto de artículos reunidos por una prestigiosa periodista americana del «New Yorker».
—¿Su banda sonora?
—«Los paraguas de Cherburgo», porque, como cuenta muy bien la película, el amor es una fuerza irresistible... pero la vida también.
—¿Sus direcciones para disfrutar de un gran día: restaurante, bar, chiringuito, playa, museo, programa de la tele...?
—Museo, el recientemente inaugurado Balenciaga; de la televisión sólo veo los informativos de la noche; playa, la de Sangenjo; restaurante, el «Ten con ten» de Madrid... y para chiringuitos, los del sur.
—¿De qué huye en vacaciones (móvil, aglomeraciones, fiestas...)?
—De esas tres cosas, por ese orden...
—Cosas imprescindibles en su maleta...
—Zapatillas, bañador, toalla, gafas de sol y crema protectora.