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Allí en la estrecha franja de terreno donde se cuecen las habas de verdad, en el nimio territorio que delimita la mentira y la verdad, la gloria o el infierno, es decir, el área, allí es donde Karim Benzema ha decidido plantar sus reales y decir, sí señor, aquí estoy yo, ampliando la sonrisa de su benefactor, Florentino Pérez, que asiste complacido al resurgir, por fin, de su diamante, que empieza a pulirse.
Karim Benzema llegó a Valdebebas y a Mourinho, que se le escapan pocas cosas, se le hicieron los ojos chiribitas. Delgado y estilizado, con la barbilla fina que denuncia lechuga por doquier, el francés parecía otro. Y fue otro. Durante la pretemporada ha sido una bala. Cuatro kilos de menos para una persona normal no significa gran cosa. Para un deportista de elite viene a representar la frontera entre el cielo y el infierno, mucho más para un jugador que se mueve en espacios cortos, que no sale a terreno abierto y que ha de decidir en décimas de segundo. Por eso la chispa y la velocidad son fundamentales. Con cuatro kilos menos, Benzema llega una centésima antes al balón que se pasea por el área pequeño, llega una milésima antes que el defensa para impulsar un balón a la red, y sale una décima antes del regate, justo lo suficiente para irse del zaguero.
Con un jugador como el francés, que ya tiene calidad de por sí, estar bien físicamente es duplicar su potencial. Mourinho ha tenido su peso en el cambio, pero más lo ha tenido Laurent Blanc, el nuevo seleccionador francés. Cuando le vio aparecer en el lugar de concentración se lo llevó aparte y le habló de forma queda. Le hizo ver que para jugar al más alto nivel, no solo en la selección sino en el Real Madrid tenía que mudar su actitud pues aptitud ya tiene, y que esa actitud tenía que empezar por su físico, pues estaba demasiado gordo para jugar en esa posición donde la chispa es fundamental.
Benzema, al que ya Mou le había comido el tarro con lo mismo se decidió y cambió sus hábitos culinarios durante este verano dispuesto a triunfar de una vez por todas y dar el salto cualitativo.
El resultado no se ha hecho esperar: de los 21 goles marcados por el Madrid en la pretemporada seis los ha marcado Benzema y otros seis Cristiano Ronaldo. Entre los dos han marcado más del cincuenta por ciento de los goles del equipo. Además, Karim ha dado cuatro asistencias de gol, una faceta en la que no había destacado en sus dos años anteriores que lleva en el Madrid. El propio jugador aseguró que «este año estoy listo, me veo mejor físicamente, más preparado y con mucha más confianza».
Un once titular
El jugador aseguró que su reciente amistad con Cristiano, al que se ha pegado en el vestuario una vez desaparecido Lass (de pobre influencia por su retraimiento social) ha sido fundamental: «Es un gran amigo y me entiendo con él a la perfección. Creo que esta temporada tendremos éxitos».
El Madrid disputa hoy su último partido en China antes de la vuelta para preparar el encuentro de la Supercopa ante el Barça. Por lo visto en estos partidos de pretemporada, Mou parece tener pensado el equipo titular, que diferirá poco del formado por Casillas en la portería, Ramos, Pepe, Carvalho y Marcelo en la línea de defensa. Por delante de ellos, el clásico doble pivote (no es negociable para Mou) con Khedira y Xabi Alonso. En la línea de tres estarían Cristiano, Ozil y Coentrao. Y arriba Benzema.






