El infernal fuego que no cesa

Florentino Pérez solo en el palco, con Butragueño escoltándole, pero solo en el alma al ver que su entrenador y sus jugadores habían desaparecido del campo sin esperar a que el campeón, el Barcelona, recibiese el trofeo después de que ganase 3-2 a su eterno rival. No se recuerda a un Madrid que hiciese eso. Puede que los otros lo hicieran (el Barcelona no se llegó a presentar a un partido de Copa del Rey), pero el Madrid no.

Es posible que entonces algo se moviera en el interior del dirigente blanco, una luz roja de que algo no iba bien. Se dice que fue entonces cuando al bajar a los vestuarios a felicitar a sus jugadores (felicitación obligada porque el esfuerzo realizado en los dos partidos fue meritorio y corajudo) pidió a sus futbolistas mesura y cordura en las declaraciones. Un intento por parte de la cabeza blanca de no ir más allá en la escalada de agresividad en la que han derivado los últimos Madrid-Barça.

Los blancos alegan que el protocolo no les obliga a estar en el campo mientras se recibe el trofeo, algo que fue ratificado por la Federación Española de Fútbol. Los azulgrana apelan a la corrección y buenos modos para que lo hicieran.

Los elegidos fueron Sergio Ramos y, evidentemente, Xabi Alonso, que es uno de los futbolistas más sensatos, serios y serenos de la plantilla. Curiosamente, Casillas, capitán del equipo y de la selección, no realizó declaraciones en ese mismo sendero. El portero internacional había realizado unas manifestaciones a pie de campo señalando que «la tangana ha sido porque le han hecho una entrada a uno de ellos y se habrá tirado. Es decir, lo de siempre». Un leño más al fuego infernal que se ha desatado.

La refriega, lejos de apagarse, se ha ido encendiendo más y más a medida que han ido pasando las horas. El vicepresidente del Barcelona, Carles Villarrubí, se sumió ayer a la cantidad ingente de descalificaciones que recibió Mourinho desde la Ciudad Condal. Villarubí señaló que «José Mourinho es una lacra para el fútbol y el Real Madrid no puede apoyar a su entrenador en unos hechos como los que se vieron ayer».

El contragolpe blanco no se ha hecho esperar y enseguida han ido sacando a la luz sus motivos para explicar lo sucedido. Fuentes madridistas aseguran que la entrada de Marcelo fue debida al calentón que el brasileño se agarró al oír cánticos racistas desde la grada (incluso Pepe vio cómo se le tiraba un plátano). Asimismo denuncian que al marcar el tercer gol, Pep Guardiola se acercó al banquillo madridista y soltó un «sois una puta banda». Las acusaciones también son dirigidas hacia Messi, al que acusan de señalar al banquillo blanco diciéndoles que hablaban mucho para luego llevarse el dedo a la boca y decirles que se callaran.

Nadal muestra el camino

Otro asunto poco aclarado fue la expulsión de Ozil. El jugador alemán realizó unas declaraciones en una radio alemana en la que explica que fue golpeado por Villa (algo que fue reflejado por las cámaras), pero que su indignación fue más porque el asturiano se mofó de la religión del jugador madridista (Ozil es musulmán). Algo gordo debió suceder porque lo que es muy extraño es ver a una persona moderada y muy tranquila como Mesut Ozil desencajado y buscando al asturiano con los ojos encendidos.

El acta arbitral señala que la expulsión, tanto de Ozil como de Villa, fue por entrar ambos en el terreno de juego, agarrarse de la camiseta y zarandearse mutuamente, pero no dice nada de la agresión del delantero barcelonista al alemán. Tampoco se dice nada en el acta de que Mourinho le metiese el dedo en el ojo al segundo entrenador del Barcelona, Tito Vilanova, probablemente porque el hecho se produjo en plena tangana, pero muy por detrás de donde madridistas y azulgrana estaban zarandeándose mutuamente. Así que es más que posible que no lo viera. En medio de todo el lío, un acto positivo: el Barça no denunciará a Mou ante el Comité de Competición.

El asunto está lejos de calmarse porque parece que las heridas de los enfrentamientos del año pasado siguen abiertas. El cheque en blanco dado a Mourinho tampoco ayuda y ahora tanto Florentino como Rosell tendrán que hacer un esfuerzo doble para reconducir la situación porque como bien dijo Guardiola: «Un día va a pasar algo muy grave». El mismo Rafa Nadal, preguntado ayer, dio desde Cincinnati con una de las claves: «Esto es deporte. Hay cosas más importantes que ganar o perder». Y este sí que es campeón en caballerosidad.