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Aún no está claro para cuál de los dos, pero ha llegado la hora de la venganza. Pep Guardiola y Zlatan Ibrahimovic vuelven a encontrarse en un campo de fútbol un año después de la traumática salida del delantero sueco del vestuario culé. Después de solo un año como azulgrana, Ibrahimovic abandonó el Barça por la puerta de atrás pese a su más que aceptable registro goleador (22 tantos en 45 partidos).
El problema entre ambos nunca ha sido suficientemente explicado. Los primeros meses todo parecía ir bien entre ellos, pero la implicación en el equipo del sueco no covenció a Guardiola. Además, en el estilo del Barça no terminaba de encajar un perfil de nueve nato como el suyo. Ibrahimovic comenzó a ser un habitual del banquillo y la cuerda se fue tensando cada vez más.
Tal fue el desencuentro que Ibra llegó a quejarse de que en sus últimos seis meses como azulgrana el técnico solo se había dirigido a él en dos ocasiones. Pep, por su parte, nunca ha querido hacer públicas las causas del enfrentamiento, y lo único que hizo tras su salida fue desearle suerte y pedirle perdón por no haber sabido dirigirle mejor.
Tras su fichaje por el Milán, Ibrahimovic acentuó su carácter rebelde. Aseguró que dejaría K.O. a Guardiola si se lo encontraba fuera de Cataluña, y le acusó de querer ser como Gandhi y de hablar al vestuario como «un filósofo». «Daba la impresión de creerse el inventor del fútbol que practica el Barcelona, cuando yo podría haber dirigido a ese equipo y ganar también seis trofeos», afirmó. Intentó, también, tocar la fibra más sensible del técnico de Santpedor comparándole con José Mourinho: «Es demasiado joven para gestionar un grupo con 22 estrellas. Gestionar una plantilla así con personalidad no es fácil. Guardiola no lo sabía hacer. Mourinho sí».
Este martes volverán a cruzar sus caminos. Las últimas declaraciones de Ibrahimovic parecen encaminadas a restañar viejas heridas -«Guardiola es un técnico fantástico. Lo que pasó, pasó»-, pero si marca en su vuelta al Cam Nou el destinatario de su celebración está más que claro.








