Soltero, 61 años, funcionario del Estado, sin hipotecas, sin hijos, alto, buena presencia, pelo claro, ojos verdes, refinado, natural de Palencia, de familia numerosa, católico, discreto, alegre. Así podría ser la carta de presentación de Alfonso Díez Carabantes para una web de solteros. El problema es que el palentino ya está comprometido, nada más y nada menos que con la duquesa de Alba, y a cuatro días de una boda que será el titular de todos los medios de comunicación, extranjeros incluidos, por la singularidad de esta pareja y por las muchas cosas que les separan y las pocas que les unen.
Pero ¿quién es Alfonso? Eso es lo primero que se preguntaron los seis hijos de Cayetana Fitz James Stuart cuando se enteraron que su madre tenía novio. Aunque la noticia sonó a inocentada, durante estos casi cuatro años de relaciones lo que parecía una broma se ha convertido en una realidad que culminará con un enlace que será el tercero para la aristócrata y el primero para el funcionario.
Alfonso teme que alguien boicotee su unión en el último minuto
El gran espaldarazo lo han recibido esta semana los novios durante la audiencia privada que mantuvieron en el palacio de la Zarzuela con Su Majestad el Rey. Al igual que hizo en sus dos bodas anteriores con Luis Martínez de Irujo y Jesús Aguirre, Cayetana ha querido presentar a Don Juan Carlos al que será el próximo duque de Alba y contar así con su apoyo en un momento crucial de su vida. Ante la respuesta afirmativa de recibirlos Cayetana viajó de Sevilla en Ave a Madrid el pasado martes para poder estar el miércoles junto a su prometido en Zarzuela y dar un paso fundamental en su nuevo matrimonio. Sus hijos nunca han visto con buenos ojos esta boda pero hoy ya lo único que pueden hacer es resignarse y respetar a una madre que quiere pasar el resto de sus días junto al hombre “que me hace feliz” como suele repetir.
Porque ¿qué le ha dado Alfonso a Cayetana para querer casarse con él? Pues algo tan fácil de entender cómo es alegría y ganas de vivir a una mujer que cuando se reencontraron estaba casi impedida, con fuertes dolores de espalda y problemas de movilidad, y con la eterna queja de sentirse muy sola desde que enviudó de su segundo esposo.
Todo por amor
Instalada casi todo el tiempo en Sevilla donde la duquesa tiene a sus amigas del alma, especialmente Carmen Tello, siempre pendientes de ella para quedar a comer, llevarla al cine o acompañarla a los muchos homenajes que recibe, a Cayetana la vida le cambió cuando se topó con Díez en un cine de Madrid.
Hablaron, recordaron tiempos pasados y quedaron en verse. Desde entonces su historia de amor fue a más. Han luchado contra viento y marea, han tenido que callar bocas, poner demandas, contestar comunicados y hasta repartir la herencia propia en vida para que sus hijos no pusieran impedimentos a este enlace.
Alfonso tiene 61 años, un sueldo inferior a 2.000 euros y un piso menor de 100 metros cuadrados
Les separa su posición social y económica pero les une el arte
Cayetana habla y ríe con Díez, él le cuenta mil historias, de viejos amigos, de hace más de treinta años, cuando se conocieron gracias a Aguirre que era muy amigo de Pedro Díez. Fue en esa época cuando los duques de Alba solían visitar su casa o su tienda donde tantas veces han comprado algunas antigüedades.
Un hombre sin pasado
Indagar en el pasado sentimental de Alfonso no es tarea fácil porque no se le conocen amores anteriores. Y esa es su suerte. Siempre se ha movido en un ambiente de gente culta y educada y en ese mundo no se suele dar el perfil de ex que busca su minuto de gloria en las televisiones para contar sus andanzas del pasado. Se han oído muchas cosas pero nadie ha podido confirmar nada. La única persona que apareció en un programa para decir que había mantenido relaciones con Alfonso está hoy denunciado y a la espera de juicio. Para Alfonso aquello supuso una canallada ya que aseguró que “no conozco de nada a ese señor” y no iba a tolerar dejar que las cosas pasaran sin más.
A Alfonso no se le conocen amores anteriores. Esa es su suerte
Prudente en su vida lo es también ahora que se despide de la soltería. Por si las moscas ha querido trabajar hasta el último día en su puesto del Ministerio y ahora se acogerá a los quince días de permiso por boda que le corresponden más otros que tiene acumulados por haber trabajado algunos sábados de más. De todas formas nadie le espera en el Ministerio convertido en duque de Alba. Tiene todo el papeleo preparado para pedir una excedencia y de ahí a la jubilación que tampoco está dispuesto a perder lo que le corresponde tras estar cotizando más de treinta años.









