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Aunque en la grada comienza a bullir el archiconocido anticipo de tormenta, las estadísticas avalan la calma que pregona la plantilla del Atlético. Aunque eso no es lo que quiere escuchar la parroquia, los dígitos ratifican que el grupo de Manzano domina los partidos. Un 57 por ciento de posesión media de balón después de haber pasado por la trituradora del Barcelona (35 por ciento frente al apabullante 65 por ciento del equipo de Guardiola) y de ocho partidos de Liga. Dato que contrasta con la carencia de goles: un solo tanto en los últimos cuatro encuentros del campeonato español.
El año pasado el Atlético navegó con Quique Flores en una franja estimable en lo relativo a la posesión del esférico. Fue el séptimo mejor equipo de la Liga con 24 minutos de media en el gobierno de la pelota (un partido no dura más de 50-55 minutos de tiempo real).
El domingo pasado, en el último tramo del partido ante el Mallorca, el Calderón se animó a corear con timidez y sin mayoría sonora el «Manzano, vete ya». Nervios en las tribunas y paciencia en el vestuario. El entrenador asumió las críticas después del choque y la plantilla templó los ánimos ayer.
Falcao lo resumió así: «Sabemos que los goles van a llegar. No podemos desesperarnos. Si no, no vamos a estar preparados en el momento que lleguen las ocasiones». Al colombiano se le vio ante el Mallorca próximo a esa desesperación. Dotado de una habilidad pasmosa para desmarcarse, marcó varias veces el pasillo a sus compañeros y casi ninguno lo vio. Lo que en septiembre supuso una fiesta del gol y una comunicación directa con sus camaradas, el domingo fue un suplicio.
«Tenemos que estar muy tranquilos y tratar de jugar al máximo. Los espacios van a venir solos y también se van a generar las oportunidades sobre al arco rival», repitió el suramericano.
La gente del Atlético se preguntaba ayer por qué se había anulado esa conexión del centro del campo con Falcao. A la pregunta respondió Diego, el otro soporte del equipo en este comienzo de temporada: «Tenemos muchos momentos buenos en el partido, pero no conseguimos ganar. La ansiedad puede ser una cosa que nos está afectando. Y esa no es la mejor salida».
