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El técnico mima al argentino, que lleva tres partidos seco: «La gente paga por verle»
Día 29/10/2011
El debate mediático lo zanja Pep Guardiola de un plumazo, incapaz de darle vida a la supuesta crisis de Leo Messi porque él no ve tema ni conflicto ahí donde otros buscan titular y foto de portada. El argentino lleva tres partidos sin marcar y esa es la noticia, pues no acostumbra a vivir en sequía, epicentro del planeta fútbol después de cada actuación porque lleva tiempo superando la excelencia. «La gente paga para ver a Messi y niños se hacen del Barça por él», resume el técnico convencido antes del partido que enfrenta hoy al Barcelona contra el Mallorca (20 horas, Canal + Liga y GolT). Messi tiene otra oportunidad para sonreír, Guardiola cuida a su genio.
Messi lleva un buen inicio de curso, notable en números y prestaciones, manchado únicamente su historial si se tienen en cuenta los compromisos ligueros contra el Sevilla —falló un penalti en el tiempo de añadido— y el Granada y la cita europea contra el Viktoria Plzen. Tres partidos sin fiesta y con oportunidades varias que se quedaron en el casi, enfadado unas veces con el palo y otras con el portero de turno, quizá menos chisposo que de costumbre. Pero ni un reproche desde dentro, está prohibido cuestionar a la estrella: «Messi puede dejar de marcar goles. No hay partido en que no haga dos ocasiones clarísimas o que genere juego, o las superioridades que genera cuando tiene el balón. Para nosotros, Messi es indiscutible aunque de aquí a final de temporada no haga ningún gol más», expone Guardiola, a quien se le cuestionan conceptos después de la mala tarde en Granada, pendiente el entorno de la evidente mejoría del Real Madrid. «¿Que hay debate? Pues muy bien. No le van a debilitar ni nos van a debilitar por el hecho de que se pueda dudar de él. No creo que haya habido alguien. Igual soy muy atrevido», sentenció. Guardiola es un enamorado de Messi.
El delantero argentino ha jugado todos los partidos de Liga y solo en uno no ha completado los 90 minutos —fue suplente en San Sebastián—. Le avalan los diez goles como los dos que suma en Europa, donde no se ha perdido ni un minuto porque no soporta la idea de perderse algo en el campo, igual de decisivo en la Supercopa de España y en la de Europa. El vestuario le baila el agua y quien más preocupado está es el Mallorca. Messi, enfadado, puede despertar en cualquier momento.
