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Fútbol / LIGA BBVA

Sestear en el filo de la navaja

El Real Madrid cobró ventaja en una buena primera parte y luego se dejó ir en exceso propiciando la reacción del equipo donostiarra

Día 30/10/2011 - 12.41h

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Montanier llegó a San Sebastián con el cartel de ser el Guardiola francés. Ya... Fue presentarse el Madrid y el galo se metió en el armario, y con él metió a su equipo. Cambió su sistema a... diez atrás y uno arriba por si sonaba la flauta. Dijo que era un 5-4-1, pero era un 9-1 diseñado para evitar que le metieran tres, o cuatro, o cinco... Lo consiguió en una primera parte en la que pasó del medio campo una vez o ninguna, y se tiró todo el primer tiempo mirando a Casillas con prismáticos del ejército, de esos de gran alcance. [Estadísticas del partido]

Una posesión del 70-30 dio idea de lo que fue este periodo: un monólogo del Madrid que ya había marcado al minuto 10 por medio del de siempre, Higuaín, con cambio de asistente, Coentrao por Di María. Y desde ahí paciencia al ver lo que tenía enfrente: un muro sin aristas, inofensivo, todos los donostiarras dedicados a cerrar vías de agua sin el menor pudor. Evitó que el Madrid se fuese al descanso con el partido resuelto, pero a cambio de una imagen lamentable, renunciando al partido y a intentar la remontada, solo esperando que no le cayesen más bofetadas, acurrucado en el rincón como un niño esperando que el Madrid no encontrase el hueco definitivo. [Así lo hemos contado]

Los de Mou fueron fieles a sí mismos. Ya ha dejado de ser ese equipo directo y demoledor para pasar a ser combinativo, asociado e igualmente letal. Domina los partidos y encierra al rival ya sea local, visitante, llueva o nieve, esté el campo seco o mojado. Le da igual. Va a por todas, muerde en cuanto pierde el balón y se impone con una fuerza y una presencia física impresionante. [Las mejores imágenes del choque]

Cambio de signo

Que la Real se fuese al descanso con un solo gol en contra fue más azar del destino que de otra cosa porque lo mismo le pudo caer tres o cuatro si no llega a ser porque Bravo se empleó a fondo con acierto. Pero las sensaciones fueron de que en cualquier ráfaga el Madrid iba a encontrar un resquicio por donde meter la mano y mandarle a la lona.

Solo el fallo de Di María en algunas asistencias y la falta de contundencia de Ozil en los últimos pases evitó males mayores, pero todo lo demás fue de los de Mou que, además, encontraron en Coentrao un filón por la banda zurda. Subió tanto como Marcelo, con la misma calidad y frescura pero, además, bajó con una velocidad y potencia inusitada para recuperar la posición y un buen número de balones. En su posición natural el portugués es un huracán desatado.

Los donostiarras habían tenido un problema grave en la primer mitad. Con línea de cinco y una de cuatro por delante, ninguna de ellas presionaba al que conducía el balón. Con Xabi Alonso o Di María por detrás era medio suicidio porque los de Mou encontraban la espalda de la defensa de cinco con facilidad. el Madrid le pudo hacer un ocho a poco que hubiera estado medianamente fino y con la pegada de otras noches.

En la segunda parte, la Real tomó nota, fue más agresivo y el Madrid se dejó ir de forma peligrosa para sus intereses. Mountanier metió a Griezmann en el campo y ya se vio a Casillas empleándose para evitar la remontada de los locales. Apretó la Real, pero sin la suficiente fe para agobiar seriamente a su rival. Además apareció Sergio Ramos como un gigante desde su nueva demarcación de central. Abortó y frustró las intentonas locales. Demoledor en todas sus acciones, mantuvo a su equipo para llevarse el triunfo aunque fuera un tanto deslucido.

Ficha técnica

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