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Illa, illa, illa, Juanito... para el Castilla». Este cántico, imposible de escuchar hoy en el Bernabéu, era habitual en la década de los 70, durante los primeros años del malagueño en el Real Madrid. Inicios duros para el delantero, que tardó en ganarse el cariño de una grada que terminó adorándole. Este caso es una muestra más de la exigencia del Santiago Bernabéu, un público que históricamente se ha caracterizado por su frialdad y su dureza a la hora de encumbrar y derribar ídolos, pero que nunca abandona a su equipo. Fidelidad máxima en lo bueno y en lo malo. Pasión en la épica.
«Quiero agradecer a los pocos que estaban detrás de la portería porque si no fuera por ellos pensaría que el campo está vacío». Las palabras de José Mourinho tras el encuentro ante el Osasuna han provocado el debate en los últimos días, aunque la mayor parte de los consultados por ABC le dan la razón punto por punto. Uno de los que mejor conocen al aficionado madridista es Mariano García Remón. Quince años defendiendo la portería blanca y otros tantos a la sombra, dirigiendo en las categorías inferiores hasta que le llegó el turno de ocupar el banquillo del Bernabéu. «Es cierto que no es un público excesivamente apasionado, pero sí que es muy fiel», reconoce. Sus palabras reflejan la sabiduría de quien ha pasado la vida respirando ese ambiente. Recuerda las grandes remontadas de los ochenta, pero no cree que haya habido un cambio significativo respecto a aquellos años. «El público es el mismo», asegura, «pero sí que ahora, con toda la gente sentada, hay algo más de tranquilidad».
García Remón se refiere al cambio que supuso la reglamentación de la UEFA de obligar a que el público estuviera sentado en los estadios. Una medida que cambió la atmósfera de los partidos de manera radical. «Antes había mucha más agresividad en todos los campos y eso hizo que el público se tranquilizara, pero afectó a la animación», puntualiza el otrora guardián de la portería blanca. Otro ilustre madridista como Amancio Amaro también coincide con García Remón, e incluso va más allá. «El hecho de que el público no estuviera sentado daba más pie a calentar el partido antes incluso de que comenzara. Después de tantos años jugando en el Real Madrid, llegué a sentir envidia de ciertos campos, sobre todo en Europa. Nosotros teníamos siempre el apoyo de la grada, pero la animación solo se concentraba en el fondo. Para un futbolista es importante que el público esté encima. Eso ayuda, porque te hace reaccionar antes, te estimula», apunta el gallego, que se acuerda de lo mal que lo pasaban cuando viajaban a campos como el del Olympique de Marsella. «Aquello era impresionante. Cada vez que cogíamos la pelota todo el campo nos abucheaba», recuerda.
Las peñas, con Mourinho
Será muy difícil que el Bernabéu llegue a esos extremos, pero cree que las palabras de Mourinho, más que una crítica, son un intento de buscar la unidad de la afición. «Quiere que todos nos sumemos y que nos sintamos identificados con el espíritu de lucha y sacrificio que muestra el equipo», señala.
El aficionado de a pie, protagonista de las declaraciones de Mourinho, también se alinea del lado del portugués. Gerardo Tocino, presidente de la peña «La Gran Familia», cree que la grada es incluso «más fría de lo que dice Mourinho. He viajado mucho con el equipo y es la más exigente que he visto en todo el mundo». Argumenta que hay una gran diferencia entre el público que asiste al estadio en los partidos de liga y los que acuden en Champions —«gente de fuera de Madrid, que da un ambiente más festivo a los partidos»—.
Según Tocino, uno de los principales problemas que evitan un ambiente más caliente data precisamente de finales de los 90, cuando se obligó a que todos los hinchas estuvieran sentados. «Con los nuevos abonos, nos disgregaron y se perdió un poco la unidad de los que más animábamos», reconoce. Con él coincide José Emilio Martín Cuenca, presidente de la peña «Cinco Estrellas», otra de las más numerosas del club. «No creo que el aficionado del Madrid haya cambiado mucho en sus 109 años de historia. Siempre ha sido difícil que se anime en partidos normales». Una filosofía que sí varía en las grandes citas, donde el factor externo al césped se nota más. «Antes, con el público de pie, había más ambiente. Por ejemplo, la eliminatoria ante el Dortmund del año de la “Séptima” la ganó la grada», señala.
Su homónimo de la peña «París 2000», una de las más viajeras del club, Juan José Melero, sí cree que antes reinaba una mayor comunión con el equipo. «Se animaba más. Ahora eso solo ocurre en los partidos grandes y en la Champions», apunta.
En cuanto a las posibles soluciones, los tres tienen claro que hace falta que la juventud se implique. «La mayoría de los socios del Bernabéu son gente mayor. Los abonos pasan de padres a hijos y no todos se implican igual con el equipo. Unos vienen a ver el fútbol y otros a dejarse la piel. Una solución sería juntar a toda la gente joven en el mismo sector, para que contagiaran al resto, pero cuesta encontrar aficionados con ganas y que se comprometan. Van a tener que pasar años para que esto cambie». Mientras tanto, la fidelidad seguirá siendo la bandera del club. Una grada sincera y entendida. Fiel.






