El Granada consiguió una importante victoria para cerrar la Liga en 2011, ante un adversario en Liga de Campeones, el Levante, equipo revelación de la primera vuelta en Primera División. Los dos tantos de la primera parte catapultaron a los rojiblancos, que supieron sufrir en la segunda mitad. El equipo pasará la Nochevieja en una situación tranquila, con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso. [Narración y estadísticas]
Volvió Fran Rico al once titular y el centro del campo recuperó consistencia con su cerebro, aunque Fabri aplazó el retorno de Martins, otro de los jugadores entre algodones, que se quedó en el banquillo. El técnico sí armó en defensa a los consistentes Diakhaté e Íñigo López, para detener a un Levante brioso y con un alto grado de confianza, vista su excepcional primera vuelta del campeonato. Sin embargo, los valencianos se toparon con unos rojiblancos bien organizados y con fluidez en ataque. Ighalo, desde el primer momento, originó peligro con sus hábiles movimientos, aunque le sigue faltando la certeza de cara al gol.
Koné era el único que ponía el algún riesgo a Roberto, mientras que a Munúa le encimaban sobre todo con entradas desde la izquierda, con arrancadas elegantes de Siqueira y el coraje de Jara. Desde ese costado nació el primer gol. Venta cortó un balón con la mano y el árbitro señaló falta. En el saque de Abel se repitió la infracción, pero esta vez en el área y por parte de Barkero. El penalti lo materializó con una sutil vaselina Siqueira, al estilo Panenka.
Error del Levante
Con el 1-0 el margen de garantía del Granada aumentó, aunque casi recibe el empate seguidamente, en una penetración de Koné que pilló a contrapié a los centrales locales y que no encontró puerta de milagro, al quedarse sin ángulo. Su disparo golpeó a Íñigo López pero Nyom sacó el cuero sobre la línea.
Un desliz del Levante le costaría el 2-0. Un pase atrás que cazó Uche y que el nigeriano cedió con generosidad, a la carrera, para que Ighalo encarara la puerta. La zancada del punta fue letal pero como siempre su mirilla anda desviada. Tiró al poste, pero con la suerte de que Abel Gómez atrapó el balón y disparó con la orientación perfecta. Fue el descanso más plácido que se recuerda, con la mayor ventaja de la temporada.
El segundo tiempo obligaba a los de Juan Ignacio Martínez a insistir para recortar distancias. Lo encontrarían en un saque de esquina que Koné peinó en el primer palo, libre de marca. La entrada de Benítez daría bastante fuelle a los locales por su zona natural, la izquierda. En una acción que se vertebró en su insistencia, el mallorquín consiguió llevarse el balón y centrar hacia Ighalo, cuyo remate en plancha salvó Nano in extremis.
El Levante intentaba arañar la diferencia, mientras el Granada tenía secuencias de juego bien elaborado. Martins se incorporó y dio alternativas, aunque fueron sobre todo Mikel y Fran Rico los que dispusieron de los mejores argumentos.
Rubén Suárez estuvo a punto de acallar las ilusiones locales, con un tiro desde fuera del área. A la desesperada, los granotas incorporaron al puesto de ariete al veterano central Ballesteros, que casi se cubre de gloria en un tiro duro, que dio en el poste y se alejó de la meta.
Esos minutos de angustia hicieron que el triunfo se saboreara mejor en la grada, entre un público feliz de ver que el año culmina de manera histórica.
