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Recolección de boniatos / Agrónoma
Fin de la campaña de recolección

El boniato de Sanlúcar de Barrameda endulza el mercado europeo

La mayoría de la cosecha de este tubérculo (en torno al 90%) se exporta a países como Alemania, Inglaterra, Holanda, Italia, Francia y Rumanía, y el resto se destina al mercado interior

28 diciembre 2020, 07:01

Los campos de la Colonia de Monte Algaida, la zona agrícola de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) donde la peculiaridad de las tierras de cultivo, arena fina, prácticamente de playa, hace que se generen varias cosechas al año, la producción de boniato (o batata) está suponiendo todo un reto y un estímulo para los agricultores. La campaña de recolección, que se realiza de forma manual, comenzó en el pasado de agosto y se acaba de cerrar en diciembre.

Este producto agrícola de «La Colonia» ha adquirido desde hace meses un gran protagonismo en las cooperativas sanluqueñas Frusana, Virgen del Rocío y en el Mercado Montilla, así como en otras empresas de la zona. Estos centros hortofrutícolas han contado diariamente con una importante entrada de esta patata dulce, generando numerosos puestos de trabajo durante la campaña, según manifiesta el presidente de Frusana, Juan Manuel Rodríguez.

Así, el cultivo del boniato o batata se ha incrementado notablemente en Sanlúcar debido a la fuerte demanda del mercado, sobre todo europeo. Hace una década, la cosecha en una de las cooperativas de la Algaida era de 5.000 toneladas. En 2018, la campaña se cerró con 23.000.000 kilos y este año está cerca de los 27.000.000 kilos. «Hay un crecimiento exponencial y aún nos quedan ocho o diez años de crecimiento», asegura el responsable de Frusana.

En España se consumen de media 400 gramos por persona/año

De ahí que los agricultores de la zona hayan continuado investigando con variedades nuevas, y descartando otras que ya no son viables. «Pese a tratarse de un esquimo de verano, se está ampliando el ciclo de siembra desde finales de marzo, empleando para ello mantas térmicas e intentando ampliar el ciclo para tener más meses de recolección», explica Rodríguez.

En cuanto a demanda, Rodríguez informa de que «en España la cantidad es bastante pequeña». La media de consumo está en 400 gramos por persona/año, muy inferior a otros países como Portugal, con 2 kg/año por habitante o los países latinoamericanos o EEUU, donde el consumo se eleva hasta los 4 kilos anuales. «El potencial en estos mercados es enorme, por lo que tenemos que trabajar con calidad y buen producto», añade el directivo de Frusana.

Boniatos recolectados / Agrónoma

No obstante, los acuerdos comerciales con grandes cadenas de alimentación españolas el pasado año han permitido dar un impulso a agricultura sanluqueña, con una incidencia directa en el mercado de trabajo. Sólo en la Cooperativa Virgen del Rocío este año han trabajado alrededor de 200 personas para la campaña de boniato, «lo que está permitiendo a estas empresas amortizar las inversiones realizadas recientemente para ampliar sus instalaciones».

Mercado internacional

Sin embargo, la mayoría de la producción del tubérculo sanluqueño (en torno al 90 %) se exporta a países como Alemania, Inglaterra, Holanda, Italia, Francia y Rumanía, principalmente a mayoristas, grandes superficies e industria. «Ahora, se pretende acaparar parte del mercado que viene de Estados Unidos, toda vez que Sanlúcar se ha posicionado ya como la principal productora de boniatos en Europa», comenta el responsable de Frusana.

Otro de los objetivos de Frusana, según Rodríguez, es aumentar cada vez más su proporción de producto «curado» (almacenado) con respecto al fresco, para poder alargar la comercialización y no coincidir en su punta de producción con Egipto, como le está sucediendo actualmente. «El país afro-asiático, ha aumentado su volumen en esta campaña hasta en un 20 o 30%, lo que está perjudicando los precios del boniato en el mercado», asevera.

Diversificación de los usos culinarios

Por otra parte, la elevada demanda del producto ha permitido a las cooperativas apostar también por la transformación, vendiendo parte de la cosecha a industrias de productos de alimentación infantil, y otros usos como espesante, chips, bastones, boniato deshidratado, purés, guarnición o asados, e incluso para elaborar cerveza. «Afortunadamente son más los usos y el rendimiento, lo que nos está permitiendo crecer», corrobora Juan Manuel Rodríguez.

La sanluqueña Frusana, con cerca de 30.000.000 de kilos de boniato en esta campaña, destinó 650 hectáreas para este cultivo y 60 de bio, y ya prepara aumentar en otras 50 para la próxima cosecha. En la cooperativa Virgen del Rocío, la producción de esta campaña, con 200 hectáreas dedicadas al cultivo de boniato, ha llegado casi a los 13.000.000 kilos, mientras que en el Mercado Montilla se han vendido 4.500.000 kilos, con un crecimiento del 30%.

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