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Se conocen con múltiples nombres, entre ellos habichuelas, judías verdes, alubias verdes, frijoles o ejotes. Nos referimos al fruto inmaduro de la planta Phaseolus vulgaris, perteneciente a la familia de las leguminosas. Son vainas aplanadas y de forma alargada en cuyo interior se halla un número de semillas que varía en función de la especie. Se trata de una hortaliza muy saludable a la que se une su facilidad para cocinarla, su versatilidad para hacer diferentes platos y combinaciones de ingredientes con ella: están estupendas al vapor, rehogadas, hervidas o en platos frios como ensaladas. Todo esto ayuda a acercar a los más pequeños de la casa al consumo de vegetales sin mucho esfuerzo. Se producen y consumen durante todo el año.

Su origen podría estar en América, especialmente en la zona de México, aunque hay historiadores que la ubican desde bien temprano en China o la India. Sea como fuere, su cultivo comenzó al menos cuatro mil años antes de Cristo. En Europa se introdujo a raíz de las expediciones hacia el nuevo continente en el siglo XVI. Lo curioso es que su consumo no se extendió hasta el siglo XIX, ya que hasta entonces solo se cultivaban por sus semillas. En la actualidad se han vuelto de los vegetales más populares y apreciados en todo el continente europeo.

Variedades

Hay más de un centenar de especies de habichuelas, aunque pueden dividirse en dos grandes grupos: las de enrame, de vaina gruesa y aplanada, cuyas matas presentan un largo tallo que se cultivan sujetos con varillas; y las enanas, de vaina más estrecha y redondeada, con matas más bajas. Otras de las variedades, distinguidas por el color de su vaina, son las Bobby (verdes, carnosas y gruesas), las Borlotto (de color blanco con jaspeado rojo), las de cera (amarillentas o blancuzcas) o las obelisco (verdes con jaspeado púrpura).

Propiedades

Las habichuelas son un alimento ligero y nutritivo. Apenas tienen grasas ni calorías, por lo que, como otros vegetales, encajan perfectamente en cualquier dieta. Una ración de 100 gramos solo contiene 31 kilocalorías. Sí son muy ricas en agua (nada menos que un 90 %), y ayudan a eliminar los líquidos y toxinas que sobran en nuestro organismo. Destacan porque constituyen un importante aporte de minerales como el potasio y el magnesio y también el de vitaminas, especialmente la C, pero también la A, la K y las del grupo B, incluido el ácido fólico.

Beneficios

· Son ricas en fibra, lo que contribuye a regular nuestro tránsito intestinal, a combatir el estreñimiento y a evitar que piquemos entre horas dado su efecto saciante. Es apropiada para dietas de adelgazamiento.

· Precisamente ese contenido en fibra sirve también para ralentizar el proceso de absorción de azúcar en la sangre, regulando la cantidad del mismo, y también la del colesterol, ya que fomenta su eliminación durante la digestión.

· Su aporte de vitamina K ayuda a mantener unos huesos fuertes y sanos.

· Las vitaminas A y C que contienen, por su parte, fortalecen el sistema inmunológico, algo que también se ve motivado por su contenido en zinc.

· Son un gran aliado contra la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares gracias a sus altos niveles de potasio y magnesio.

· Constituyen un importante antioxidante, ya que contienen el 20 % de la vitamina C recomendada. Son muy efectivas para frenar el envejecimiento celular.

Contraindicaciones

· Las habichuelas pueden ser perjudiciales para los pacientes con tratamientos anticoagulantes, ya que la vitamina K es muy relevante en el proceso de coagulación sanguínea.

· El consumo en exceso de este alimento puede provocar problemas gastrointestinales como dolor, hinchazón, gases... debido a las lectinas que contiene. Para reducir el contenido de esta proteína se puede someter a las habichuelas a altas temperaturas o dejarlas en remojo durante un tiempo.

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