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Los carteros despiden a Carmen

GLORIA DE LA TORRESEVILLA. Un séquito de más de treinta motos amarillas custodiaba las puertas del Tanatorio de la SE-30. Los compañeros de Carmen Gómez, la cartera fallecida el lunes en accidente de

Los carteros quisieron dar el último adiós a su compañera en una emotiva concentración./KAKO RANGEL

Un séquito de más de treinta motos amarillas custodiaba las puertas del Tanatorio de la SE-30. Los compañeros de Carmen Gómez, la cartera fallecida el lunes en accidente de tráfico en la avenida de Kansas City, querían darle «el último adiós». De todas las bocas salían palabras de afecto y cariño para la joven, que pese a llevar poco tiempo en su puesto de trabajo actual, diecinueve días concretamente, era querida y apreciada por cuantos la conocían. «La morenita más alegre de Correos» solía llamarla Remedios. «Tenía muchas ganas de vivir, de trabajar y de aprender», cuenta Pedro con los ojos enrojecidos. Fernando lo dice claro: «Ella no pasaba inadvertida, tan alegre, y siempre con su manzana».

El trágico accidente en el que Carmen, de 26 años de edad, perdió la vida se produjo el lunes a las nueve menos cuarto en el cruce de la avenida de Kansas City con la avenida del Greco. Ella había coincidido, casualmente, con una compañera en la zona y al atravesar el cruce ambas pasaron los tres primeros carriles, pero en el cuarto la compañera logró continuar y Carmen fue arrollada por un coche que, según testigos, circulaba a gran velocidad. La cámara y el radar colocados en la zona popularmente conocida como «el indio» serán los que aclaren qué ocurrió verdaderamente cuando hayan concluido las investigaciones policiales.

Cruce conflictivo

Algunos carteros comentaron a ABC «lo conflictivo que es ese cruce» en el que ya han tenido problemas en más de una ocasión y en el que deberían «colocar una rotonda, o estructurarlo de otra manera». También pidieron conciencia social y respeto para los motoristas que se juegan la vida a diario.

Carmen, que había cursado un módulo superior de informática, dejó la empresa de ordenadores en la que trabajaba porque le «aburría mucho» y comenzó muy ilusionada a trabajar en Correos de Sevilla en el mes de agosto del año pasado con un contrato que sus compañeros llaman «sabadero», en el que sólo trabajaba ese día de la semana. Hace tan sólo 19 días había empezado a trabajar con un contrato eventual de dos meses en la Unidad de Servicios Especiales (USE), y aunque «no le gustaban las motos con marchas, como las vespas» estaba muy contenta con la «liberty» que habitualmente conducía. Según aseguran sus compañeros estaba tan contenta que pensaba presentarse a las oposiciones para conseguir una plaza en la empresa y siempre comentaba que «tenía muchas ganas de tener una camisa amarilla», uniforme de los carteros que no reciben los trabajadores eventuales.

Carmen era la menor de tres hermanas, sus allegados la describen como una chica deportista, a la que le gustaba cuidarse, vitalista, enérgica, cariñosa y muy alegre. Su hermana Paqui, muy afectada, sin poder casi contener las lágrimas, explicó que sus padres aún no se lo creen y que «toda la familia está destrozada». Aunque no pudo ser, por una cuestión de tiempo, Carmen quería que se hubieran donado sus órganos.

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