ABC de Sevilla. Sevilla y Mucho Más

Tras el mito de Carmen, «la cigarrera»

Cherchez la femme:«Tenemos tres meses y medio por delante; si hay una chica bonita en Sevilla, seguro que la veremos antes de que acabe el primer mes; tendremos todo el segundo mes para convencerla, el tercero para poseerla y quince días para ponerla en la calle. Todo está bien»
«Este dístico para no perder la costumbre: “temamos la sifilis y temamos el herpes/ En las mujeres de la calle de las sierpes”»

Cálido verano andaluz: «El aire es caliente, el viento es caliente, las casas son calientes al tacto. Voluptuosidad»
«Unas mujeres pasan secas y gordas a la vez, con los brazos delgados y las mejillas rellenas. La mayoría horribles, algunas admirables. No hay término medio, es más cómodo»
«Numerosos paseos por la calle de las Sierpes. Le recuerdo a Harold que fue aquí donde José dejó huir a Carmen cuando la llevaban a prisión»

Lola, la «pura» sangre de la calle Sierpes: «La señorita Lola es como para subrayarla en rojo. Tiene la nariz andaluza tan graciosamente aguileña, como un signo de interrogación invertido, unos ojos rajados con una pureza de compás; los brazos y el talle delgados y el pecho prominente. Es un pura sangre»

«Después de la cena, un compañero de mesa que se autodenomina marqués de Ravenel, nos lleva a la calle de las Sierpes a ver bailar a las sevillanas. Por fin una de ellas, la señorita Lola, es bonita. La hacemos venir a nuestra mesa después de haberle echado unos ramilletes de cuatro perras. Dice que tiene dieciséis años y que es virgen»

En la Fábrica de Tabaco, «un harén de cármenes»: «Entré y entré sólo (a la Fábrica de Tabacos), lo cual es un privilegio pues como usted sabe, los visitantes son guiados por un vigilante en este inmenso harén de cuatro mil ochocientas mujeres, tan libres en sus modales y propósitos. Aquel día, como le he dicho era tórrido, no usaban de ninguna discreción en aprovecharse de la tolerancia que les permitía desnudarse a su antojo en la insostenible atmósfera en la que viven de junio a septiembre»


«Carmen», de Gonzalo Bilbao (1915)

«Ese oscuro objeto del deseo»
Aunque Pierre Louys no puso ese título a su novela, que llamó «La mujer y el pelele», es evidente que el autor hubiera congeniado con Buñuel y le hubiera aplaudido el nombre que dio a esa peculiar versión cinematográfica de su obra, nacida en Sevilla, y que se desarrolla también, básicamente, en esta ciudad.

Opinión

 

Los viajeros

Patrocinadores:

 
©2004 ABC de Sevilla Inicio Subir