
El «Gazpacho» andaluz
del más divertido viajero británico a
Vista de Sierra Nevada y parte de la Alhambra desde la muralla,
por J. F. Lewis en «Sketches and drawings of Alhambra...»
Así que cuando vi el pico del Veleta, con su aureola de oro y un
intenso color rosado... sentí que dejaría un deseo insatisfecho
si me marchase de Granada sin intentar ascenderlo... A medida que ascendíamos
el frío se hacía más y más intenso. Las estrellas
brillaban claras y nítidas... Me esforcé por alcanzar la
cima antes de la salida del sol... Era una vista que bien valía
cualquier esfuerzo. La montaña cuyas empinadas pendientes habíamos
ascendido, se rompe hacia el este en un absoluto precipicio, a cuyo pie
hay una profunda garganta llena de nieve perpetua. Los tajos que encaran
el sol están bañados por una luz verdosa. A nuestros pies,
las Alpujarras, una mezcla de montañas que parecían no acabar
de asentarse; y detrás el ancho mar».
«Cerca de la cima no crece nada, excepto un tipo de
hierba acolchonada y una manzanilla enana muy apreciada por los recolectores.
Sin embargo, la sierra es rica en tesoros botánicos».
Tres semanas de caza en el Coto de Doñana:
«...Cerca de Sanlúcar la margen opuesta del río está
espesamente poblada de pinos y otras especies de árboles... Dentro
de este cordón vegetal se extiende un gran espacio de terreno en
el mismo estado que tendría la vegetación tras recuperarse
del choque que le produjo el diluvio universal... Permítame ahora
que añada el principal aliciente a esta pintura... Estará
de acuerdo conmigo cuando considero la caza como la principal atracción
de esta salvaje región, que es el mejor espacio de esta modalidad
deportiva en Europa. Innumerables rebaños de ciervos rojos recorren
sus baldíos. Los jablíes hozan en sus umbrías espesuras,
mientras su ceñuda compañera guía a su indefensa
prole a revolcarse al hirviente cenagal. El brillante lince relampaguea
al cruzar tu camino y parece darse cuenta que, de los dos tú eres
el animal más peligroso. También se han visto lobos»
«El Palacio (de Doñana) nos proporcionaba poco
acomodo más allá del refgugio que ofrecían sus paredes,
unas cuantas sillas y una mesa, un gran fuego, y la desnuda armadura de
unas camas - mantenidas allí por los habitantes del “coto”
y al servicio de los que gozan del privilegio de entrada. Su número
está reducido a ventidós suscriptores, que se lo alquilan
al Duque de Medina Sidonia, cada uno de ellos puede llevar un par de amigos,
pero no les pueden enviar de caza sin estar ellos presentes»
(Apéndice a la obra de Clark en forma de misiva enviada
por G.H.A. un amigo del autor).
Una tarde de novillos en la Maestranza: «Un día
fui a una función de novillos -un tipo de corrida juvenil en el
que toros jóvenes salen a la plaza para que los toreen, y si es
posible los maten, hombres jóvenes. Es como una parodia de la auténtica
corrida -nada de su pompa, circustancia y peligro-; una farsa -grotesca
y risible- en lugar de una tragedia. Por ejemplo, sacan una cama al centro
de la plaza, en la que yace un hombre con camisón y gorro de dormir
que aparenta estar enfermo. Se suelta un novillo con los pitones embolados,
que de inmediato corre hacia la cama, corneándola y derribándola
una y otra vez, el enfermo trata de protegerse con el colchón,
y después lo lanza lejos de sí para que el animal, sobre
él, descargue su furia.
Después varios hombres se introducen de pie en canastas de mimbre...
Uno tras otro el toro carga sobre ellos, y corneándolos los derriba
haciéndoles rodar por la plaza. Es muy divertido observar la evidente
perplejidad de la bestia cuando estos objetos comienzan a moverse» |

Vista de Sierra Nevada y parte de la
Alhambra desde la muralla,
por J. F. Lewis en «Sketches
and drawings of Alhambra...» |
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