
Los viajeros románticos
POR JERÓNIMO PÁEZ.
Responsable del área cultural del Legado Andalusí.
Vinieron a la búsqueda de sus propias
fantasías. Imaginaban mundos que no existían, mientras escapaban
del suyo propio, prosaico y poco atractivo. Crearon todo tipo de tópicos
y, con frecuencia, sus propios prejuicios les hicieron ver una España
que poco tenia que ver con la realidad.
La mayoría de estos viajeros cuando recorrió el país
y conoció su naturaleza y sus gentes quedaron fascinados. Algunos
escribieron deliciosas narraciones, viajaron, se mezclaron con el pueblo
llano, gustaron de sus formas de vida y sus tradiciones y llegaron a vivirlas
con más intensidad que muchos de los escritores nativos.
Describieron una España en la que incorporaron todo tipo de mitos
y estereotipos, que han sobrevivido durante mucho tiempo. Pero también
describieron con acierto nuestras tradiciones, nuestros modos de vida,
las diferentes comarcas y regiones, lo popular y el color local. En ocasiones,
sus análisis del sistema político o de las peculiaridades
de la vida española sirvieron para conocer «los males de
España» y raro el que no alabó la fuerza, el orgullo
y la dignidad que rezumaba el pueblo llano, a pesar de los muchos años
de decadencia y mal gobierno.
Contribuyeron con sus libros y artículos a que Europa mirara al
Sur. Aquellos viajeros que durante años, siglos incluso, habían
recorrido Italia -El Gran Tour- e ignorado España, ahora volvieron
la mirada hacia nuestro país, lo difundieron y revalorizaron nuestro
patrimonio monumental y artístico.
Hoy día, en el que desafortunadamente no parecen estar de moda,
no estaría de mas volver a releerlos detenidamente. Basta recordar
que de la «La Biblia en España» de George Borrow, Don
Jorgito el inglés, personaje casi irrepetible, se hicieron más
de diez ediciones de mil ejemplares en los dos primeros años de
su publicación en 1842 y fue traducida poco después a diversos
idiomas, y su otra gran narración «The Zincali» sobre
los gitanos en España, puede que fuera el primer sugestivo libro
sobre esta comunidad.
Si las descripciones de George Borrow tuviera un enorme éxito y
difusión, qué decir de esa obra maestra que fue el «Manual
de Viajeros sobre España» de Richard Ford, insustituible
para conocer la vida y costumbres de la España del XIX. Richard
Ford tendrá una enorme influencia, hará que España
se ponga de moda en Inglaterra, y numerosos viajeros, artistas, escritores,
vendrán a recorrer los caminos y lugares descritos por este autor.
En Francia surgirá un movimiento parecido y serán también
muy numerosos los viajeros que describan nuestro país, aunque no
hay que olvidar que la visión de unos y otros vendrá matizada
por sus distintas situaciones. La derrota de los ejércitos de Napoleón
en la «Guerra Peninsular» influiría en las visiones
respectivas. Los franceses, entre ellos, Teófilo Gautier potenciaron
el orientalismo y nuestro pasado arabo-musulmán, que llegará
a su cénit con la relación Alhambra- W. Irving, quien además
de difundirla, contribuirá a la conservación de este impresionante
monumento, a la sazón ignorado, cuando no depreciado, y que se
convertirá en la quinta esencia de todas las nostalgias de un paraíso
perdido.
A pesar de sus simplificaciones, los viajeros románticos del Siglo
XVIII y XIX fueron los primeros, sin duda, los mejores turistas que nunca
nuestro país haya tenido. Mucho les debemos. Conocerlos y volver
a leerlos es un verdadero placer. No estaría de más recuperar
hoy día algo de aquella exquisita y bella forma de viajar, de gustar
y degustar nuestro país.
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Jerónimo Páez
Conocedor de las rutas de Al Andalus
Jerónimo Páez, abogado granadino,
es una de las voces más autorizadas de la región para hablar
de los viajeros románticos que visitaron
Andalucía, tema al que ha dedicado años de estudio. De hecho,
hace unos meses ofreció la conferencia inaugural de un ciclo de
que dedicó la Universidad de Sevilla, dentro de sus cursos de otoño,
a la figura de Washington Irving. Además, Jerónimo Páez
puso en marcha la Fundación El Legado Andalusí.
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