
Un clásico que creó
escuela"
Antes que Bill Clinton, a Granada fue W. Irving...: «Nos decidimos
a viajar como el auténtico contrabandista, aceptando todo como
viniere, bueno o malo (...) Este es ciertamente el verdadero modo de viajar
en España. Con un estado de ánimo así ¡qué
país éste para el viajero, en el que la más mísera
posada llena de aventuras, como un castillo encantado!...»
«En Gandul encontramos una tolerable posada. Aquella buena gente
no supo ni decirnos la hora que era porque el reloj del pueblo tan sólo
sonaba una vez durante todo el día, a las 2 de la tarde, y hasta
esa hora, todo era elaborar conjeturas»
«La presencia de extranjeros como nosotros era algo inusitado en
los pueblos del interior; un acontecimiento de este tipo asombra y pone
fácilmente en conmoción a los pueblecitos españoles»
«Para el viajero imbuido de sentimiento por lo histórico
y lo poético, tan inseparablemente unido en los anales de la romántica
España, es la Alhambra objeto de devoción como lo es la
Caaba para todos los creyentes musulmanes»
«No he encontrado un español, por pobre que sea, que no
tenga pretensiones de alta estirpe. Fue, sin embargo, el primer título
de este harapiento ilustre el que me había cautivado por completo
(...) Hijo de la Alhambra (...) Comprobé entonces que me unía
una inestimable familiaridad con este hijo de la Alhambra, conocedor de
todas sus leyendas en las que creía a pie juntillas» «Hay
dos clases de gente para quienes la vida es una fiesta continua: los muy
ricos y los muy pobres. Unos, porque no carecen de nada; los otros, porque
no tienen nada que hacer; pero no hay nadie que entienda mejor el arte
de no hacer nada y de nada vivir, como las clases pobres de España.
Una parte de ellos se debe al clima y lo demás al temperamento.
Dadle a un español sombra en verano y sol en invierno, un poco
de pan, ajo, aceite y garbanzos, una vieja capa parda y una guitarra y
ruede el mundo como quiera»
«Allí Me detuve para dirigir una última mirada sobre
Granada. La colina en que me encontraba domina un maravilloso panorama
de la ciudad, la vega y los montes que la rodean, y está situda
en la parte del cuadrante opuesto a la Cuesta de las Lágrimas,
famosa por el último Suspiro del Moro. Ahora podía comprender
algo de los sentimientos experimentados por el pobre Boabdil cuando dio
su adiós al paraíso que dejaba tras él y contempló
el áspero y escarpado camino que lo conducía al destierro»
Antequera y la moda de París: «En cuanto a las mujeres,
todas llevan mantillas y basquillas. Las modas de París no habían
llegado a Antequera (...) Había gran abundancia de frescas rosas
recién cogidas; ni una sola dama o damisela andaluza cree completo
su vestido de gala sin que la rosa luzca como una perla entre sus negras
trenzas»
«Modelo de perfecto andaluz, bravo y fanfarrón (...) llevaba
siempr el sable en mano o bajo el brazo y no lo soltaba nunca, lo mismo
que una niña con su muñeca...»
«Toda esta parte de Andalucía es pródiga en estos
tipos tan pintorescos que vagan ociosos por pueblos y ciudades, sobrados,
según parece, de tiempo y dinero; les basta un caballo que montar
y un arma que llevar. Muy locuaces, grandes fumadores, tocan hábilmente
la guitarra, dan serenatas a su bella maja y bailan muy bien el bolero
(...) Por toda España, los hombres aunque sean de condición
humilde, tienen un concepto poco caballeresco de la ociocididad; creen
al parecer, que el no tener prisas jamás es atributo del verdadero
caballero...» |

Richard Ford vestido de "majo"
Entre la «Michelín» y el
«trotamundos»El británico Richard Ford escribió
las páginas que más viajeros atrajeron a España en
el siglo XIX. Sus méritos son variados, ya que aparte de tener
una prosa agradable y entretenida, hizo una auténtica guía
de viaje por Andalucía.
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