La Consejería de Sanidad continúa investigando el brote de legionelosis detectado en el centro de la capital. Según informó ayer su titular, Javier Fernández-Lasquetty, son ya 109 instalaciones las inspeccionadas. Se trata, fundamentalmente, de torres de refrigeración situadas en el radio de infección, los distritos de Centro y Retiro. Hay una persona más diagnosticada con la enfermedad. El consejero especificó que el brote se detectó a principios de la semana pasada. Como adelantó ayer ABC, los primeros casos llegaron al Hospital Gregorio Marañón el sábado, domingo y lunes pasados; esta frecuencia llamó la atención, y la suma de otros inmediatamente posteriores hizo ponerse en alerta a los especialistas y técnicos sanitarios.
Los 24 enfermos han pasado por diversos hospitales. Una mujer de avanzada edad falleció el día 19. Ya tenía una enfermedad asociada al sistema respiratorio, por lo que la bacteria de la legionela, en su caso, se tornó mortal. De hecho, la mayoría de los casos registrados contaban ya con una patología de base, explicó Fernández-Lasquetty, aunque no se teme por la vida de ninguna de las 23 personas que están siendo ahora sometidas a tratamiento: «Cuatro o cinco se encuentran en la UCI, aunque no tienen ningún diagnóstico severo».
Con el nuevo caso detectado, la distribución por sexos es de 19 varones y cinco mujeres; tienen entre 32 y 92 años y a todos los vincula, a falta del resultado de los análisis, un solo hecho: trabajan o residen en los dos distritos mencionados, que, además, son limítrofes.
Ahora, la labor que se está siguiendo va por dos vertientes fundamentales: por un lado, el tratamiento, con antibióticos, de quienes han contraído la llamada «Enfermedad del Legionario», que es realmente una neumonía, aunque a veces se presenta como la fiebre de Pontiac, más leve.
El otro flanco en el que se está trabajando es en la investigación del foco del brote. Para ello, casi como si de unas pesquisas policiales se tratasen, se está tratando de reconstruir lo que hicieron y por donde pasaron los enfermos, para acotar más el radio de búsqueda. Lo que parece claro, aunque no siempre es así, es que una torre de refrigeración puede estar detrás de todo el asunto.
Entre tres y doce días
En los últimos seis días, explicó Fernández-Lasquetty, han sido 109 las inspeccionadas. Las muestras se están remitiendo al laboratorio de Salud Pública. Los resultados de los análisis tardan entre tres y doce días. Puede darse el caso de que arrojen que en alguna o algunas de las torres inspeccionadas existan bacterias de legionela; sin embargo, eso no significaría nada si, al cotejarlas con las de los pacientes, las cepas no coinciden. Es más, cabría la posibilidad que, de los 24 casos hallados, algunos se correspondieran con el brote en sí, pero que otros fueran aislados y no tuvieran mutua relación.
El director general de Atención Primaria, Antonio Alemany, recordó que la bacteria de la legionela suele habitar en medios acuáticos, especialmente en agua estancada a 30 o 40 grados de temperatura, lo que incluiría las alcachofas de las duchas. Esta opción, sin embargo, parece menos probable en los casos investigados.
De cualquier manera, es importante saber que la legionelosis no se transmite de persona a persona, sino por la aspiración de microgotas, y que, en la actualidad, es una patología perfectamente controlable.