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Metida en un huevo. Así llegó Lady Gaga a la gala de los premios Grammy celebrados ayer en Los Ángeles (California). Como si se estuviera incubando a sí misma, Gaga sobrevoló la alfombra roja a hombros de sus bailarines y «renació» sobre el escenario con nuevo «single» y nuevo álbum, «Born this way».
Gaga se llevó tres premios (al Mejor Vídeo Musical Corto, Mejor Actuación Vocal Pop Femenina, ambos por "Bad Romance", y Mejor Álbum Vocal de Pop, por "The Fame Monster") y consiguió una vez más levantar las cejas de los asistentes a la ceremonia.
Salió de su cápsula vestida de látex transparente, con un top y una falda larga, caracterizada como una especie de anfibio o alien. Llevó un maquillaje con el que parecía que se había implantado bolas de silicona bajo la piel, en los hombros, la cara y los talones, como si tuviera cuernos a punto de salir a la superficie.
A mitad de la gala, Gaga cambió de look y se puso una coraza negra, al más puro estilo «Transformers», entre robótica y sideral, marcando el trasero y con unas botas infinitas de tacón XXL desnivelado. En su línea.