Son la Nitty Gritty Dirt Band, un grupo que con distintas formaciones y hasta con otro nombre han llegado hasta el 2011 desde su nacimiento en Long Beach allá por 1945. Y lo han hecho sin apenas moverse un ápice de lo que fueron sus principios fundacionales, recrear la música folk y country y presentarla adecuadamente envuelta con sonidos y actitudes contemporáneas. La banda, cuyo miembro permanente siempre ha sido el guitarrista Jeff Hanna (curiosamente, Jackson Browne fue uno de sus primeros componentes), comenzó su andadura en formato acústico, con más éxito de crítica que de público, pero eran gente tranquila que sabían que tarde o temprano su trabajo sería apreciado.
Se patearon todos los garitos de la zona, hicieron algunas apariciones en la tele, y comenzaron a ser moderamente populares con el sencillo «Buy for me the rain», extraído de su tercer disco, bautizado con el nombre del propio grupo. Se ganaban bien las habichuelas bolo a bolo, hasta que su manáger y productor, Bill McEuen decidió que había llegado la hora de dar un paso de gigante.
Al principio, los viejos vaqueros no creyeron mucho en aquellos chavales melenudos
Música de raíz
Desde entonces, el grupo californiano no ha dejado de componer, grabar y actuar, y no han sido extraños en su carrera los conciertos multitudinarios rodeados de buenos amigos como Johnny y June Cash. Han ganado algún que otro grammy y son una de las piezas fundamentales en la reactivación de la música de raíz y la música tradicional, que tantos y buenos frutos ha dado en los últimos años y décadas, desde los Jayhawks a Wilco, Steve Earle y tantos y tantos músicos actuales que han seguido las enseñanzas de la tradición para avanzar sobre la música del futuro.
«Speed of live», de hace un par de temporadas, es su última y fantástica grabación de estudio. Larga vida a la Nitty Gritty Dirt Band, la música campera sigue galopando.