Este no es un texto sobre Montaigne. Tampoco sobre Mac Luhan. Ni siquiera sobre Steven Bochco. Es sobre Belén Esteban. Yo aviso, que luego vienen las madres mías. Belén Esteban sí tiene abuela, razón por la que llevaba días sin aparecer por la televisión. Bueno, aparecer sí aparecía como siempre, por la calle. O por teléfono. O porque otros hablaban de ella. Pero no estaba en un plató, así que el viernes fue a tintarse (ella no dice darse color, que es lo que ahora dicen los finolis) y luego a su programa, al nocturno. Cobrando un extra, que para eso iba de invitada. Al final de su intervención dijo: "Estoy muy orgullosa de que con la EGB tenga una silla". En el plató. Un documental de La 2 sobre el psicoanálisis en Argentina sostenía (alguien lo sostenía) que ser argentino es un oficio. Ser Belén Esteban también es un oficio. Y solo Belén Esteban puede serlo. No acepten imitaciones. Belén Esteban no fabrica para otras marcas.
Durante su ausencia por el ictus de su abuela, Jesulín de Ubrique, María José Campanario y su bolso habían dado una exclusiva a ¡Hola! (sin novedad, con lo mismo que le había dicho él a Raquel Bollo pero cobrando); una prima de Belén a la que ella no conoce había ido a Enemigos íntimos, y, en el mismo programa, un tipo que decía haberse acostado con ella en una trastienda se sometió al polígrafo. A todo esto también se había dicho que Belén dejaba la televisión y que Telecinco bajaba en bolsa por su ausencia. A propósito, de esto, un diálogo después de poner el artículo de El economista:
Belén: Claro que sigo (en la tele)
Jorge Javier: Acaba de reflotar el Ibex
Belén: El Ibex y el IRPF
A Belén se le acumulaba el trabajo a la hora de desmontarlos a todos, incluido el poligrafista rival. Esta es la mejor parte de la historia, el duelo de poligrafistas a su costa. "En mi propia cadena, en la que yo trabajo", se lamentaba. "No entiendo que en una cadena haya dos polígrafos. ¿Qué polígrafo vale, el mío o el suyo?". "Lo único que pido es que cuando hablen de mí lleven una prueba. Por lo menos la Coles habló por teléfono con Víctor Janeiro".
Como todo se puede ver en la web de Telecinco, tampoco voy a glosar sus palabras. A la prima le dibujó un árbol genealógico donde no salía, al presunto lío le dijo que ella solo se ha tirado a su marido en el almacén de su bar; a los colaboradores de Enemigos íntimos, que está "hasta el mismísimo coño". O que se entere toda España que está harta (modo Pantoja), y a Jesulín... Pues lo de siempre con algún adorno:
"Está pendiente de las notas de su mujer pero no de las de su hija, que no sabe ni a qué curso va"
(Alguien dice que él asegura que sí está al tanto)
"¿Pendiente? Y cómo. ¿Es que es Colombo, el inspector Gadget o El hombre invisible? ¿Qué sabe él de lo que pasa en Paracuellos?".
-"A Jesús le gusta mucho jugar a las cartas. Al póker, al chinchón, al julepe..."
-¿Al julepe? (Jorge Javier)
-Y al hijoputa
Una de las cosas que Jesulín decía en el ¡Hola! es que Belén lleva diez años contando historias, como si eso fuera algo malo. Es que es el oficio de Belén Esteban. O la razón por la que Belén Esteban es Belén Esteban. Es una magnífica contadora de historias. Si Mark Twain (en la foto, en la cama) la hubiera conocido la habría puesto como ejemplo en su ensayo How to tell a story. "El efecto del cuento humorístico depende del modo de contarlo", decía el escritor americano. "El cuento humorístico puede alargarse durante un gran trecho, y puede deambular tanto como le plazca sin llegar a ningún sitio en concreto...". Eso es Belén Esteban. Aunque es verdad que el viernes no fue una de sus grandes noches. La narración no estuvo muy allá y la audiencia así lo demostró. La parte más delirante del Sálvame Deluxe vendría al final con Paqui la Fandanguilla (o Coles), un ex novio con un huevo ("se me secó y se perdió") y La Veneno recogiendo las borregas. Decía Jorge Javier: "Esta noche teníamos previsto a Vargas Llosa pero es que ha perdido el vuelo".